Si
hablar de amor te hace sentir ternura, si hablar de los hijos te hace sentir
especial, si hablar de sentimientos te hace sentir mejor,
creo que sería bueno que pudiéramos hablar de sexo sin tener la sensación que
rompes las normas. Que el sexo es bueno todo el mundo lo sabe, pero es algo de
lo que no se puede hablar.
Practicar
sexo combate la gripe, previene el cáncer de próstata, la liberación de
estrógenos favorece la belleza, mejora la circulación, disminuye la depresión,
mantiene el deseo sexual, favorece la capacidad olfativa. Cuando practicas
sexo, besas, acaricias, abrazas, muestra tu cuerpo desnudo y compartes juegos
eróticos, aprendes a ser generoso, a compartir y aprendes a conocerte a ti
mismo.
De la
misma manera que el sexo es bueno y aconsejable, sería bueno
también poder hablar con normalidad de ello, poder opinar sin reprimirnos,
poder llegar decir con tranquilidad que te gusta el sexo, que eres feliz
practicándolo y que además harás lo posible para que siga siendo así durante
mucho tiempo.
_
Buenos días, ¿cómo estás esta mañana?
_ Pues
mira no muy bien, he estado nerviosa y he dormido poco
Esto es
normal y nadie se escandaliza, ahora imagina:
_Buenos
días, ¿cómo estás esta mañana?
_ Pues
genial, he tenido una sesión de sexo fantástica
con mi pareja y la verdad es que vengo a trabajar llena de energía.
No me
imagino esta conversación al llegar por la mañana al trabajo, mientras tomas el
primer café del día. Seguramente provocarías la risa, e incluso la envidia de
algún compañero o compañera que tal vez no tenga tanta suerte en la vida y está
más bien falto de este tipo de prácticas.
Pero
¿qué puede haber más sano en la vida que hablar de cosas hermosas?. Nos resulta
natural frases como:
_ Pobre
chica, mira que mala cara hace, la pobre lo está pasando fatal con su pareja.
En
cambio es extraño:
_ Esa
chica siempre sonríe y está feliz, me ha confesado que su secreto está en que
lleva una vida sexual plena y satisfactoria.
Esto no
lo oímos y menos dicho en sentido positivo. A parte que siempre se espera con
más expectación las historias tristes que las alegres, hablar de sexo, y sobre
todo si lo hacemos las mujeres, hace que nos cuelguen etiquetas despectivas hasta el fin
de los días.
El sexo
representa lo prohibido, lo que hay que esconder, lo que no se puede mostrar,
lo vergonzoso, lo censurable. Si publicas en el Facebook, me gusta el
chocolate, seguro que más de uno aprovecha para hacer bromas con connotaciones
sexuales. Pero si dices abiertamente, me gusta el sexo, seguramente no habrá
nadie que se atreva a comentarlo, ni siguiera un “me gusta” adornará tu muro. Y
no te explico lo que algunos pensaran de ti.
No es
cierto que debamos escondernos, ya hace tiempo que los homosexuales tienen
libertad para mostrarse sin pudor. Los hombres pueden colgar chistes verdes y
casi siempre se les presupone cierta libertad para hablar de sexo sin que los
tachen de alguna cosa que prefiero no nombrar. Pero las mujeres seguimos
sometidas a una censura que muchas veces viene impuesta por nosotras mismas,
por nuestro propio genero.
Escribir de sexo, describir una escena también
es hermoso y no tiene porque hacer sentir asco al que lo lee. No es necesario
hacer un curso de anatomía para poder describir una increíble escena de sexo que
nos pueda transportar a través de nuestra imaginación a algún momento de
intimidad:
“Le recibió con una boca húmeda por el
placer, le besó mordiendo sus carnosos labios. Su lengua dibujó círculos
mojando la boca para poder recibir una fantástica erección que la hizo
estremecer de placer. En su boca sentía el sabor del sexo dulce, caliente y que
latía con fuerza y con rabia mientras ella dejaba que inundara su boca. Sabía
que el placer sería mayor cuando la penetrara y ese deseo hacía que los dos
gimieran, sus cuerpos se abrían y se dejaban llevar para recibir el primero de
los múltiples orgasmos de la noche…”
Siempre
se puede escribir mejor, siempre se puede interpretar con más corrección, pero
no es posible que nadie se pueda sentir incómodo, o pueda creer que es de mal
gusto algo tan hermoso.