LA FRASE

Me gustaría tener el tiempo necesario para disfrutar de tu compañía. Tú deberías tener la suficiente curiosidad para permanecer a mi lado y leerme de verdad.

martes, 24 de enero de 2012

¿A QUE HUELE MI MUNDO?


¿A que huelen las mañanas? Huelen a café caliente, a mermelada de fresa, a azúcar y al calor de tus besos.

¿A que huelen las noches? Huelen a oscuridad salpicadas con pequeñas motas de luz, a terciopelo azul y a tus caricias.

¿A que huelen los días? Huelen a ternura y a rayos de sol entrando por la puerta abierta, huelen a gotas de lluvia y a tu sonrisa.

¿A que huelen los recuerdos?, los recuerdos huelen a tristeza, a dolor y lágrimas saldas rodando por las mejillas. Los recuerdos huelen al pasado olvidado, a rancio y a viejo. Huele a ternura envuelta en papel de regalo y a cartas rotas en pedacitos.

¿A que huele el futuro? El olor del futuro es un aroma lejano, rodeado de una melodía de chocolate y nata, el mañana huele a sinceridad y al tacto de tus manos, huele a besos apasionados y a ternura sin límites. A un baño con espuma de colores y a burbujas voladoras.

¿A que huele el presente? El presente huele a alegría, a esperanza y a risas. Huele a un ramo de flores recién cortadas y a un pastel de fresas recubierto de nata.

¿A que huele el mundo? El olor de mi mundo eres tú.

viernes, 20 de enero de 2012

MIEDO A LA FELICIDAD


Hace años que ha llegado a la madurez, hace años que ha dejado atrás los días de juventud y ya sus hijos no le necesitan como antes. Entonces mira lo que hay a su alrededor mira su compañera de cama y mira sus muebles, su coche su trabajo y su ropas y se da cuenta que en ninguno de esos lugares está su verdadera felicidad. Es una persona fuerte, ha superado todas las dificultades que la vida le ha puesto en el camino, pero se ha vuelto débil y cobarde, le da miedo dar el paso que le puede hacer feliz, le da miedo pensar que existe algo mejor en algún otro rincón del mundo. Él se siente afortunado por haber sido elegido para ocupar un pequeño espacio en un pequeño mundo en el centro de un universo desconocido. Y siente que es muy injusto dejar escapar la felicidad que podría encontrar si tuviera el valor suficiente para vivir otra vida muy distinta. Cada día se dice a sí mismo que puede hacerlo, cada día se dice así mismo que las cosas pueden mejorar, pero al final, le falta el valor necesario.

Tenemos miedo a equivocarnos, tenemos miedo a arriesgar demasiado y perderlo todo, tenemos miedo a lo desconocido a coger la mano de alguien por primera vez y tenemos miedo a ser rechazados.

La vida es como una novela con algunos capítulos en blanco, los escribimos a medida vivimos y los releemos para recordar. Pero nos da miedo crear, nos da miedo intercalar poesía entre una prosa repetitiva y monótona. No debemos temer a los cambios, no hay que dejar escapar los deseos que soñamos y que olvidamos cuando despertamos, hay que ser lo suficientemente valientes para dar el paso, para dejar atrás lo que nos entristece y para probar vivir una nueva vida.

jueves, 12 de enero de 2012

UN MUNDO PARA LOS BUENOS


Un día alguien creó el cielo y la tierra, creó los mares, creó los animales, la naturaleza y nos creo a nosotros. Decidió que un hermoso mundo tenía que ser para buenas personas. Creó a los niños, seres pequeñitos que juegan a fútbol, con muñecas y a cocinitas, que escuchan cuentos e imaginan aventuras, que sueñan en cosas bonitas y que aman a sus seres queridos, que quieren tener amigos y que aprenden para ser mejores.

Este alguien también creó a los adultos, seres que habían sido niños alguna vez pero que lo habían olvidado, personas que trabajan ganan dinero, intentan vivir honradamente y se mueven por el mundo relacionándose con los demás. También creó a los ancianos y les dio la responsabilidad de explicar sus historias para que sirviera de lección a los demás, se mueven lentamente e intentan aprovechar cada momento del día, se levantan muy temprano y hacen cosas que nunca han podido hacer y que siempre han deseado.

Pero este alguien estaba convencido que todo lo que creaba sería bueno y perfecto, que la tierra, los animales, los niños, adultos y ancianos vivirían en plena armonía. Pero, por desgracia no todo el mundo es bueno. Las cosas se estropean con el paso del tiempo, las personas se oscurecen e incluso hay ancianos que descubren que no les ha gustado vivir. Es por eso que el mundo no ha salido tal y como estaba planificado en un principio.

Algunos niños nacen sabiendo que tendrán una buena infancia, pero otros desde el mismo instante que nacen están condenados a vivir. Son maltratados, torturados, discriminados y explotados. Algunos niños nunca jugarán ni se divertirán ni se les iluminará la cara con una sonrisa, estos niños son las víctimas de un mundo que no se preocupa por ellos.

Algunos de estos niños consiguen sobrevivir pero llegan a la edad adulta con el corazón tan oscuro que no conocen nada más que una vida en la que mejor sería estar muerto.

El mundo tendría que ser para los buenos, no debería haber ningún espacio disponible para aquellos que matan, roban o se enriquecen a costa de empobrecer a los demás. El mundo tendría que ser para aquellos que pasan hambre, pero que a pesar de todo, desean seguir en un mundo donde nadie les quiere. El mundo debería haberse creado para dar cobijo a los buenos.

Este alguien es adorado, es poderoso y mucha gente piensa que es algo bueno. A este alguien le rezan y le construyen grandes templos donde la gente le adoran.

En algún momento se cometió un tremendo error, se pensó que alguna fuerza poderosa y sobrehumana había creado la mejor obra que se podría crear, pero lo cierto es que no existe nadie con tanto poder, porque si realmente existiera o hubiera existido, no permitiría que se hiciera daño a los niños, no permitiría que los enfermos sufrieran, no permitiría las guerras ni las catástrofes, no dejaría que se violara, quemara y maltratara a las mujeres y no permitiría que las personas se destruyeran los unos a los otros.

Así que el mundo que un día alguien creó por diversión, ahora debería ser un mundo que sirviera como refugio para los buenos.

domingo, 1 de enero de 2012

Un simple paseo


Un simple paseo por la calles de una ciudad, nos puede trasladar al pasado de años vividos y olvidados. Elegimos calles transitadas y nos mezclamos entre la gente, tiendas que abren sus persianas, señoras con bolsos anticuados y algunos jóvenes a la búsqueda de alguna cosa. Tú vives un presente en un escenario que parece sacado de una novela y entiendes el por qué la vida resulta tan interesante. Te preguntas que pasa por las cabezas de todas esas personas, cuales han sido las vivencias que las han traído hasta aquel lugar, que les hace caminar por esas calles cada día, personas que abren persianas de comercios diferente y originales.

Entro en una tienda, los colores verdes y tonos de marrones son los que predominan. Monos de trabajo, camisas y pantalones de camuflaje, petates y un sin fin de productos que se mantienen bien colgados en sus perchas, ordenados en sus estanterías y expuestos de la mejor manera posible para atraer la atención de aquellos que entramos llenos de curiosidad. Son cosas que han pertenecido a alguien, objetos que alguna vez formaron parte de un uniforme de personas de las que ahora nadie sabe nada, aunque toquemos un cinturón de piel negra y desgastadas, no podemos adivinar quien se lo ajustó a la cintura, simplemente está allí con una etiqueta blanca que indica el precio y que puede ser adquirido por cualquiera que tenga un poco de interés, curiosidad o una afición fetichista.

Es el día de las tiendas donde todo lo que se vende en viejo, antiguo o simplemente ha sido utilizado por otras personas. La próxima tienda es grande, tiene varios pasillos y todos sus productos están colocados con algún tipo de orden, sin llegar a ser excesivo. El pasillo de las televisiones, alguna hasta parece sacada de un serial de televisión de los años 80. Equipos de música que han perdido el cromado brillante de sus carcasas. Ordenadores con poco interés tecnológico. Un sin fin de artículos que, tal vez, han sido llevados a aquel lugar por la propia necesidad económica pero a la vez pensando que a alguien más le podría interesar. Pero existe algunos pasillos mucho más interesantes, el pasillo donde no entiendes el orden; hay juguetes, algunos antiguos y otros no tanto, instrumentos de música; guitarras, violines un acordeón muy viejo, que no se por qué me lo imaginé en los brazos de un marinero del puerto, colocado en una esquina y llenando el ambiente de sonidos extraños. Pero en este pasillo también he visto zapatos, entonces reflexiono y pienso, ¿qué le puede llevar a una persona a venderse unos zapatos?, no me imagino llenando una bolsa de plástico con zapatos que mis pies ya no soportan, llevándolos a una tienda de compra de artículos de segunda mano y ofrecerlos a cambio de algunas monedas. Relojes, anillos, pendientes broches, gafas de sol, muchas y muchas cosas que la gente ha ido depositando en aquel lugar y que se ofrecen a precio de artículo usado.

Hay más tiendas como esta y lo curioso es que hay personas en ellas mirando y observando con atención por si se les escapa alguna ganga. El día continúa claro y luminoso y también te fijas en las personas que están sentadas en las aceras con platitos en los que puedes depositar monedas, y observo una mujer a lo lejos, me siento conmovida por pensar que existen personas en una sociedad como la nuestra que han de vivir en esa situación. No puedo definir la edad pienso que puede estar entre los 25 o 35 va vestida con ropa cómodo y observo que lleva zapatos en los pies y en las manos, y a medida que me acerco entiendo la magnitud de su desgracia, está obligada a caminar con la espalda absolutamente doblada, y pienso en el pasado que ha tenido que soportar, y sobre todo me preocupa su futuro. No sabría decir donde nació, no podría adivinar sus orígenes, pero sí que pienso que ha de haber solución para casos como este independientemente de donde venga. Dejo a mi espalda a aquella mujer y aunque la miro como a una adulta no puedo dejar de imaginármela como a una niña marginada y condenada a caminar de aquella manera extraña.

Y entonces te das cuenta lo maravilloso y misterioso que es el mundo, y sobre todo las personas que lo habitan. Te das cuenta de lo diferentes que somos unos de otros y de lo inconscientes y egoístas que nos volvemos en nuestro día a día.

Sigo caminando por las calles de la ciudad, calles que no había transitado anteriormente con la lucidez del día, y aunque me marcho satisfecha de mis reflexiones, me quedo con la sensación de que realmente necesito hacer lo que estoy haciendo, pasear, reflexionar, pensar y descubrir todos los pequeños detalles que llenan una existencia que se nos escapa de los dedos en nuestro día a día egocéntrico y monótono.