LA FRASE

Me gustaría tener el tiempo necesario para disfrutar de tu compañía. Tú deberías tener la suficiente curiosidad para permanecer a mi lado y leerme de verdad.

martes, 18 de octubre de 2016

TENGO UN PLAN












Me he levantado hoy pensando, ¡Ya está bien!, necesito un plan para que las cosas me vayan mejor,  haré las cosas de forma ordenada y con sentido común. Así que he decidido que mi plan tiene que constar de varios propósitos y hago una lista de todo aquello que creo que debo mejorar:

LISTA
Mejorar en el trabajo
Hacer ejercicio cada día
Comer sano
Trabajar las amistades

No parece una lista muy larga, pero para empezar creo que puede estar bien, así que me pongo en marcha y decido que mi plan será mejorar estos cuatro aspectos de mi vida y el primer día me voy a la cama satisfecha de mi lista que pienso cumplir a raja tabla.

DÍA 1 DEL MI PLAN

Es lunes un día perfecto para empezar un plan de vida que mejore mi calidad de vida. Llego al trabajo y enciendo el ordenador. Como no se puede decir que mi ordenador sea muy rápido, mientras se enciende, con calma y una sonrisa, me dirijo a la máquina para prepararme un te. Vuelvo a la mesa y empiezo a sacar papeles del cajón, tengo una libreta y empiezo a anotar todas aquellas cosas que debo hacer, pero cuando he anotado la segunda tarea el ordenador se ha encendido por completo y entro para comprobar mis correos, de pronto veo dos correos que me temía que un día llegarían y como considero que son urgentes empiezo a contestarlos. Esta tarea me lleva un rato, tengo que entrar en varios programas más y la lentitud es desesperante. Para cuando he terminado, el te se me ha enfriado y la lista de tareas sigue allí esperándome. Decido continuar con ella, la idea es hacer una lista de tareas realista que puede tener terminada a final de la jornada. El teléfono suena, una consulta que me lleva un rato de contestar y me supone tener que enviar información por correo electrónico así que lo anoto en la libreta. Como tengo cosas del día anterior en una carpeta naranja decido abrirla, pero sólo para separar las cosas más urgente de las que no lo son, pero entonces quedo atrapada por lo que hay dentro y sin darme cuenta pasan dos horas, hasta que me acuerdo de la  libreta, de que debo mirar el correo y contestar dos llamadas de notas que me han dejado. Todo ello mientras entran personas a las que debo anterior, ese día me toca atención.

Al final del primer día no he podido cumplir con mi plan de mejorar en el trabajo, estoy casada y decido que mañana será otro día y que volveré a empezar de cero.

DIA 2 DE MI PLAN

Como lo del trabajo no ha ido muy bien el segundo día me organizo para hacer a la vez los tres propósitos, me he preparado una comida sana, verdura y pescado a la plancha, todo está buenísimo.
Me preparo un te y de pronto noto algo en el estómago, una especie de comezón que me hace pensar en el chocolate, no lo puedo controlar, simplemente se me ha instalado esta idea, y me acuerdo que en el armario de la cocina hay una tableta de chocolate negro. Hago hasta tres viajes y en cada uno de ellos me como un trozo. Al final tal vez mi comida no sea tan sana como yo había planificado. Pero estoy tranquila, en dos horas iré al gimnasio y quemaré el chocolate, me pongo ropa de deporte y salgo de casa animada y dispuesta para quemar grasas.

La clase me deja agotada, cuando terminamos me duelen las piernas, sobre todo los muslos, las abdominales y hasta el último dedo del pie. No se si he quemado muchas grasas, lo cierto es que cuando termino estoy sudada y me cuesta hasta hablar. Como he quedado con una amiga, me ducho rápido y me visto, se me ha olvidado el secador y el tengo el pelo fatal. Mi piel es muy blanca y aunque intento arreglarme con un poco de maquillaje, el resultado es espantoso. Llego al bar y mi amiga me está esperando, cuando la miro me doy cuenta que no me apetece en absoluto hablar con ella, está perfecta, bien peinada, un maquillaje perfecto y unos pantalones que le hacen un culo fantástico. Aun así la saludo con un beso, y pedimos una clara y unas patatas bravas. Si no ceno tal vez compense.

Hablamos durante un rato, no no es cierto, habla ella, me explica como le va con su nuevo novio lo bien que les funciona el sexo y lo maravillosa que es la vida cuando está a su lado. Simplemente la odio, decido que no es la persona que debo tener como mi amiga, no se ha preocupado por mi ni un solo instante, no me ha preguntado nada en absoluto. Así que me invento una excusa y me voy a casa. Estoy muy cansada, me pongo el pijama e intento mantener alguna conversación con amigos de whatsapp, pero no tengo mucho éxito y decido irme a dormir.

Tal vez no sea muy buena idea vivir según un plan establecido. Tal vez sea mejor improvisar y hacer lo que pueda. Mañana sera otro día.


sábado, 8 de octubre de 2016

SENSACIONES


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Si sientes que ha llegado el momento de hacer algo, es bueno que lo hagas, aunque sólo sea por satisfacerte a ti misma.


El otro día una amiga me explicaba algo que le ocurrió hace ya muchos años, tantos que no le fue posible concretar cuantos. Me explicó que cometió un terrible error que la hizo feliz durante mucho tiempo, un error que la llevó casi a la locura e incluso que le ayudó a olvidar momentos tristes de su existencia. Ahora después de tanto tiempo recordaba aquellos días con la misma alegría que los vivió pero con la certeza que siempre formará parte de su pasado.

Era uno de esos encuentros fugaces de alguien con la que hace tiempo que  no hablas, y a quien no te atreves a preguntar más de lo que ella misma pretende explicar. Pero aquel monólogo íntimo de alguien que intenta redimirse, me ha llevado a pensar en la vida como un modo de recuperar sensaciones.

Cuando eres niña te aferras al amor de tus padres, a la sensación de recibir un regalo el día de tu cumpleaños o a la felicitación de la profesora de mates por aprenderte las tablas de multiplicar.

En la adolescencia tan sólo quieres retener, el primer beso, el primer momento de placer o el escalofrío que sentiste cuando el chico mas guapo te cogió de la mano.

Y entonces cuando estás a puto de pasar de la adolescencia y llegas a la edad adulta es cuando empiezas a pensar que tal vez todo está ocurriendo demasiado rápido. Acabas los estudios, trabajas la familia la pareja todo se mueve a una velocidad acelerada que no te deja retener esas sensaciones que tanto necesitas y que tanto estas esperando en el día a día. Pero aun en esos momentos frenéticos en que te pierdes tantos instantes felices, algo queda, aunque te das cuenta donde se guardan.

Los años pasan y las cosas empiezan a ser más lentas, el ritmo se hace más pausado y formas parte de aquellos momentos en que toca saborear, saboreas amistades, saboreas el amor, incluso el trabajo empieza a tener sabor, en ocasiones amargo, notas como la comida sabe distinta que hace unos años y el sexo cada vez es algo más placentero y más gustoso.

Creo que esto llega de diferente manera, porque todo va en función de lo que tenemos y como lo gestionamos. En unos días cumpliré 47 años y me siento tal y como quiero sentirme. Mis sensaciones son muchas y preciosas, algunas aunque extrañas se han instalado en mi y ya no puedo prescindir de ellas.

Como la mayoría también tengo momentos, pasado, recuerdos, errores a mi espaldas, pero en esto sí que me siento especial y diferente, mi sensaciones son tan únicas que pienso disfrutarlas y revivirlas cada día. Seguramente el día en que abra los ojos y ya no recuerde lo que sentía cuando los abría y notaba el sabor dulce y refrescante de la vida, ese día será el día en que deberé de dejar de sentir.