LA FRASE

Me gustaría tener el tiempo necesario para disfrutar de tu compañía. Tú deberías tener la suficiente curiosidad para permanecer a mi lado y leerme de verdad.

martes, 20 de marzo de 2012

Dejen salir antes de entrar



Soy de una época en la que dejabas salir antes de entrar, gracias al aviso que se podía leer en los vagones del tren.Que vio la muerte de un dictador en directo en un televisor en blanco y negro. Del Exorcista” y “Mira lo que hace la guarra de tu hija”. De la Guerra de las Galaxias y de Fiebre del sábado noche.Era cuando leíamos el Superpop, teníamos cintas de Los Pecos y que gravábamos las canciones que se oían en las emisoras de radio que tenían la delicadeza de no cortarlas con la publicidad. Era una época en que no había calefacciones y llevábamos bufandas que nos tapaban la cara y tan solo se nos veían los ojos.


Veranos largos y calurosos donde pasábamos horas en la carretera, todos amontonados en un Seat 600 sin aire acondicionado para ir de vacaciones. Una época en la que podían ir todos los que pudieran entrar en un coche, unos encima de otro y sin cinturón de seguridad.


Años en los que hasta la ropa se tenía que comprar pagándola poco a poco, y los hermanos menores jamás estrenábamos nada, tan solo cuando era el domingo de Ramos y te ponías “sí o sí” los calcetines blancos de encaje y la rebequita, aunque la temperatura fuera de pleno invierno. Que los pantalones eran de pana y los jerséis siempre te quedaban cortos de mangas y además estaban llenos de bolas.


Época en la que los profesores fumaban en clase, y estaban los más conservadores que añoraban el uso de la regla de madera como castigo corporal, y los más progresistas que empezaban a hablar de libertad.

En algunas casas pasaban cosas impresionantes como la llegada de la primer televisor en color, donde podías ver La casa de la pradera, la masa o Curro Jiménez.

Leer era la mejor diversión, y ahorrabas para poder comprarte libros que te hacían soñar y viajabas a lugares fantásticos e increíbles. Tenías que compartir habitación y los domingos comías paella. Cuando empezabas el curso tenías que reciclar libros, material escolar y no existía el Tippex. Ibas al cine y te llevabas las palomitas de casa que habías hecho en la olla exprés, podías ver dos películas y pasabas toda la tarde del domingo.


Eran años que pasaban muchas cosas, algunas las recuerdas y otras no, pero sobre todo son cosas sorprendentes que cuando las explicas parecen que no sean reales.

miércoles, 14 de marzo de 2012

ES DURO DECIR ADIOS


Siempre me ha resultado fácil hablar de la muerte. Pienso que existe en nuestro interior una especie de reloj que nos marca el tiempo que vamos a vivir. Es curioso como hay personas que viven más de cien años y en cambio otras dejan este mundo a una edad que nos resulta injusta. Pero de la misma manera que un día tenemos consciencia de nuestra propia existencia, un día dejaremos de tenerla, simplemente desaparecemos. Dejaremos de sentir amor, odio, tristeza, alegría, dejaremos un mundo lleno de injusticias y de aventuras, de sorpresas y de felicidad simplemente suspiramos, cerramos los ojos y nuestra alma, energía o nuestra propia existencia nos abandona.

Pero si la muerte fuera tan sencilla no nos aterraría tanto, la muerte implica muchas cosas, nos hace reflexionar sobre la vida y eso es lo que realmente nos asusta. Tenemos miedo a morir porque nunca acabamos de aprender a vivir. Siempre que alguien cercano a nosotros nos deja, nos damos cuenta que hemos sido infectados por un virus, un virus que nos hace sentir que tenemos más ganas de vivir que nunca.

La vida tiene sentido porque existe la muerte, debemos aprender a apreciar nuestra vida porque sabemos que un día u otro nos llegará el momento de morir. Tenemos la obligación moral de cuidarnos a nosotros y a nuestros seres queridos, debemos amar con locura, tenemos que respirar hasta la última gota de oxígeno que nos llegue y sobre todo debemos dar gracias por haber tenido la oportunidad de existir.

Hacía días que no sabía donde buscar la inspiración pero la noticia de la muerte de la Pepa de Haro me ha hecho reflexionar sobre la vida, sobre mi vida. Estoy aquí sentada escribiendo y no puedo evitar llorar. Pero no lloro por tristeza, lloro porque gracias a que existen personas increíbles que han vivido con todas las fuerzas que su salud les ha permitido, gracias a estas personas yo aprendo a valorar cada día más todo aquello que tengo.

Mi madre siempre dice que existe un infierno y que ese infierno es vivir, que la verdadera paz se encuentra cuando morimos. Yo no puedo saber si es cierto, no soy capaz de hablar de esto con tanta certeza y seguridad como lo hace ella. Pero sí que me gusta pensar que existe un lugar especial donde tienen cabida las almas de todas aquellas personas fantásticas que nos dejan y a las que queremos. El amor que sentimos es lo que nos hace especiales en esta vida y nos hará eternos en la próxima. No puedo aceptar que perdamos tiempo en odiar, o en hacer daño a los demás, porque el tiempo que invertimos odiando es tiempo malgastado, es tiempo que restamos a nuestra vida y nos acerca a la muerte con más rapidez.

Los que seguimos disfrutando de la vida debemos aprender a llorar por los que nos dejan, debemos sentir dolor y tenemos que aprender a gestionar la tristeza porque esto nos hace humanos y nos acerca a la perfección.

Creo que tenemos que reflexionar, todos y cada uno de nosotros nacemos con este reloj interior que se pone en funcionamiento en el primer momento que cogemos la primera bocanada de aire y se pone en funcionamiento nuestro organismo como ser independiente. Es a partir de entonces, cuando tenemos que aprender a vivir con todas las fuerzas, y retener hasta la última partícula de energía.

Recordemos a los seres queridos que nos han dejado, y pensemos en todo aquello que nos enseñaron cuando estaban vivos, de todos los momentos que compartimos a su lado y de toda la felicidad que nos dieron. Si les recordamos los mantendremos vivos en nuestros corazones.

Puede que pensemos que la muerte a veces es injusta, pero debemos buscar la injusticia en la vida, porque en definitiva no pude existir una sin la otra.

miércoles, 7 de marzo de 2012

coleccionar relaciones


Un día alguien se acerca y te dice, me gustaría saber que pensaste el día en que nos conocimos, y entonces eso te hace pensar. Intentas retroceder hasta el día, el primer día. Y te das cuenta de lo mucho que ayuda el tiempo, de como la convivencia, la generosidad de las personas aportan un toque de calidad.

Las relaciones te enriquecen, te aportan algo más que un simple encuentro en un momento determinado de tu vida. La persona con una antigua amistad a la que reencuentras, el desconocido que aporta algo más que una simple relación de trabajo, el que hace un verdadero esfuerzo por mejorar día a día, de todas estas cosas debemos alimentarnos. Pensar que podemos pasar por la vida de los demás sin influir en sus emociones o en sus sentimientos es un error.

Aprender a relacionarse es un poco como coleccionar cosas. Primero descubres que es lo que te gusta, después le dedicas tiempo a buscar hasta que encuentras la pieza que formará parte de la colección y una vez la consigues, intentas buscarle un lugar adecuado para guardarlo y conservarlo, intentas que no se estropee y lo cuidas para conseguir que aquella pieza de tu colección dure durante mucho tiempo.

Con las relaciones pasa lo mismo, en tu vida encuentras a personas, algunas valen la pena y les buscas un lugar para conservarlas, otros simplemente las deshechas porque no cumple con lo requisitos mínimos. De aquellas que vale la pena conservar, intentas hacerlas un poquito tuya, aprendes a saber cual es la mejor manera de tratarlas, evitas hacer cosas que la perjudique y a cambio, te enriqueces con la relación.

El mundo está lleno de mediocridad, de personas que, como fantasmas, se mueven sin levantar polvo cuando caminan. Pero la mayoría están deseosos de enseñar lo que guardan en su interior, tan solo necesitan encontrar a la persona que les ayude a aflorar todo lo bueno que tienen para mostrar.

A mi me gusta ser esta persona, me gusta descubrir el misterio que se esconde en cada uno. Investigo en su comportamiento, en su forma de moverse, de hablar y de pensar. Dejo fluir en la relación, la generosidad y la sinceridad y con el tiempo descubren lo positivo de mostrase y aprenden, a su vez, a enriquecerse y se alimentan de las cosas positivas.

Así que cuando pienso en el primer día, en la primera impresión, en el primer pensamiento, siempre descubro que cuando aprendes a conocer a las personas, cuando tienes la paciencia suficiente es mucho mejor de lo que en un primer momento pudo parecer.