Primero
naces, después vives y finalmente mueres. En pocas palabras en esto se basa la
propia existencia, después poco a poco vamos rellenando los huecos para hacer
de nuestra vida una buena historia. Desde el momento que nacemos todo se
empieza a complicar, ponemos actos, ponemos deseos,
pensamientos y anhelos. Nos cruzamos con otros seres humanos, algunos encajan a
la perfección en nuestro puzle y otros simplemente se cruzan, aparecen y
desaparecen y nos dejan un ligero recuerdo que poco a poco va desapareciendo
hasta que somos incapaces de recordarles.
Siempre
digo que vivimos una vida inventada, alguien nos pone en un lugar determinado,
nos da unos principios, unas creencias, unos ideales, en definitiva unas
circunstancias y a partir de aquí vivimos intentando cuadrar en nuestro
entorno. A base de practicar conseguimos
no desentonar y parecer normales, nos empeñamos en conseguir que los demás nos
acepten, que no nos vean como seres extraños y luchamos por vivir la vida que
nos ha tocado.
Pero
vivir no es tan solo sobrevivir al pasado, o definir el futuro, vivir es algo
más que tener amigos, casarse, tener hijos. Vivir no tiene nada que ver con
conseguir metas, con ascender en el trabajo o con ganar dinero, y lo cierto es
que hay pocas personas que entiendan el verdadero sentido de la vida. Yo he
conocido a una de estas personas, es una mujer con una adicción extraordinaria,
es adicta a la vida. Siempre ha pasado de puntillas y nunca ha conseguido
grandes méritos profesionales o personales, aparentemente vive como lo hace el
resto, pero cuando consigues que esa mujer se muestre, descubres lo
sorprendente que es. Es una mujer que sabe que para vivir ha de aferrarse a la
vida con todas sus fuerzas y que a pesar
de las dificultades vivir es la cosa más importante del mundo. Hace tiempo que
entendió que puede ayudar a otras personas, lo único que tiene que hacer es
aceptarlas y comprenderlas, respetar su ideas y si es necesario, guiarlas por
el camino de la sensatez. Es una mujer que escucha cuando hablas y que sin
mediar palabras consigue que reflexiones, que encuentres la solución a los
problemas y que rehagas el camino para hacer lo correcto. Pero a pesar de todo
es una mujer anónima que no necesita ser vista pero que aquellos que la miran
reciben de ella todo lo que necesitan. Pero a pesar de todo es una mujer que ha
aprendido a vivir en soledad, porque no todo el mundo la entiende y no todos
pueden verla.
Pero ella sigue aferrada a su vida, sigue siendo adicta a la vida
que le ha tocado y aunque respira el mismo oxígeno que los demás consigue
hacerlo más puro, se moja con la misma lluvia pero ella se refresca y se
limpia. Con sus manos puede tocar el alma y con su cuerpo viaja a otras
dimensiones. Es una mujer adicta a la vida y que nunca deja de intentarlo, y
sueña, y cuando lo hace es como si viviera aún más fuerte y cuando termina no
olvida, tan solo vuelve a empezar.