LA FRASE

Me gustaría tener el tiempo necesario para disfrutar de tu compañía. Tú deberías tener la suficiente curiosidad para permanecer a mi lado y leerme de verdad.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

TODOS CAMBIAN, HASTA LOS MONSTRUOS


No se si es porque me estoy haciendo mayor, casi 42 no está del todo mal, o porque cada día soy más consciente de todo lo que me rodea; empiezo a pensar que las cosas están cambiado demasiado. Cambia la televisión, los gustos, la forma de imaginar el futuro y cambian hasta los monstruos.

Antes sabíamos a que atenernos, sabíamos que las cosas eran de una manera y nadie se atrevía a cambiarlas. Antes sabías que si por algún motivo la especie humana se transformaba en zombis, existían una oportunidad para escapar, porque los zombis eran seres lentos y de movimientos torpes que, aunque jamás se cansaban, podías correr lo suficientemente rápido y refugiarte en algún edificio o granja abandonada. Ahora los zombis se han vuelto muy rápidos, son capaces de correr a gran velocidad, perseguirte y cazarte sin apenas pestañear. Ahora para escapar de ellos has de ser un verdadero corredor y estar en una forma física inmejorable.

Mi monstruo preferido, el vampiro, antes era un ser malvado que se alimentaba de la sangre de hermosas doncellas, las cuales terminaban siendo sus esclavas. Ahora el vampiro ha cambiado, ya no es tan malvado, algunos no necesitan ni alimentarse de sangre humana para poder sobrevivir, ya no les destruye la luz del sol y pueden entrar en tu casa aunque no hayan sido invitados. Los vampiros se han convertido en seres deseados por las adolescentes y envidiados por su fuerza e inteligencia. El vampiro del siglo XXI ha pasado a ser amado y admirado, y vemos como tienen la capacidad de sufrir por amor.

Los hombres lobos se pasan los días sin camiseta enseñando sus abultados pectorales. Ahora ya no necesitan el reflejo de la luna llena, y se han vuelto aliados de los vampiros. Ambas especies han decidido luchar por un bien común.

Ahora los monstruos nos gustan y nos caen simpáticos porque tienen muchas de las cosas que el hombre siempre ha deseado, la inmortalidad, la fuerza sobrehumana, la inteligencia brutal y el instinto animal que los hacen ser peligrosos.

A lo lardo de nuestra vida los cambios hacen cola y se apoderan de nuestro futuro. Hasta hace muy poco, en nuestras pesadillas, veíamos a demonios que poseían a niñas inocentes, vampiros que te chupaban la sangre hasta convertirte en uno de ellos, zombis que te perseguían por la ciudad en una noche oscura hasta que te daban caza. Pero ahora, las cosas ya no son así, los monstruos van vestidos con traje y corbata, llevan bajo el brazo títulos académicos y son expertos en economía. Ahora los monstruos son los especuladores que hacen temblar la economía y, tienen tanto poder, que según las palabras que pronuncian pueden afectar incluso en el precio de las patatas congeladas. Los monstruos de nuestro siglo se hacen pasar por personas normales, incluso se convierten en personajes populares y participan en tertulias y fórums de economía. Los monstruos que nos pueden destruir tienen algo que no tenía los clásicos, y es que son reales.

Antes estábamos a salvo gracias a los exorcistas, al ajo, crucifijos y las balas de plata. Con un poco de ingenio y con la información que el cine nos proporcionaba podíamos tener una oportunidad de sobrevivir en el caso que se diera un ataque inesperado de un ejército de monstruos. Pero ahora identificar al que te está fastidiando la hipoteca, o al que ha logrado que cerrara tu empresa y que te despidieran se hace realmente difícil, mejor dicho, es imposible. Ahora los monstruos se han vuelto astutos, pueden destruirte tan solo con manipular el teclado de un ordenador. Somos víctimas de una tremenda pandemia que está asolando economías enteras, y poco a poco el virus nos está matando y nadie parece tener la solución.

No se, tal vez sea por puro romanticismo, pero prefiero pensar que una mano aparecerá por debajo de la cama y me cogerá por el cuello, no me importa entrenarme para correr más rápido y así poder huir de los muertos vivientes, o simplemente no salir las noches de luna llena; a tener que estar cada mes mirando con desesperación la nómina y la cuenta corriente, y haciendo un montón de visitas a supermercados hasta encontrar al más económico. Prefiero seguir pensando en monstruos de ficción sangrientos y desarmados, que en políticos, economistas y especuladores que han descubierto la manera de aterrorizarnos.

jueves, 22 de septiembre de 2011

SEXTO SENTIDO?


Mis hijos son mi fuente de inspiración, ellos piensan diferente a nosotros. Son jóvenes, libres y viven en un mundo muy distinto al nuestro. A penas hace unos años que han dejado atrás la niñez y empiezan a enfrentarse al mundo de los adultos. Mantener conversaciones y dialogar con ellos, me transporta siempre a un mundo ya olvidado pero que se mantiene escondido en algún rincón.

_ Las mujeres tenemos un sexto sentido, sabemos cuando dos personas se gustan o notamos cuando a un chico le gusta una chica y viceversa_

Con esta frase mi hija ha determinado una realidad de la que, en pocos años, descubrirá que era una afirmación totalmente equivocada.

Sí es cierto que algunas personas tenemos cierta intuición ante distintas situaciones de la vida, pero llegar a pensar que todas las mujeres hemos nacido con un poder sobre humano para detectar el amor, parece algo imposible.

Pero si lo pensamos con calma, si hacemos un esfuerzo por recordarnos a nosotros mismos cuando éramos más jóvenes, tal vez podríamos determinar que esta afirmación tiene algo de verdad. Es cierto que cuando nuestro cerebro está poco contaminado somos más receptivos a los estímulos externos, somos más capaces de cualquier cosa y estamos abiertos a todo.

De todas formas las mujeres pierden esa especie de poder con los años y a medida que nos hacemos mayores dejamos de tener cualquier tipo de clarividencia con respecto a los hombres. Siempre hay excepciones y yo me considera un caso, pero el fracaso sentimental de muchas mujeres creo que es debido a que no solo pierden el sexto sentido sino también el sentido común. Algunas toman decisiones equivocadas con hombre equivocados, otras se conforman durante años, algunas se niegan a aceptar que la tolerancia es parte de la relación y puede que encontremos otras muchas que simplemente se sienten tan frustradas con ellas mismas que jamás serán felices junto a otra persona.

Algo que no se enseña y que es muy difícil de aprender, si no es bajo la experiencia, es que el hombre es un ser tremendamente simple, pensado y creado para satisfacer los deseos del sexo contrario. El problema es, cuando queremos y esperamos algo más.

En el camino de la convivencia se puede llegar a la perfección en una relación, se puede conseguir la felicidad, se puede compartir sentimientos y se puede llegar a envejecer en pareja sin tener la sensación de que has perdido el tiempo.

Yo siempre digo que una buena relación es aquella en la que lo mejor del día es cuando estás con tu pareja y te sientas a conversar de cualquier cosa. Estás tranquila, disfrutas del momento y todo lo demás se desliza con naturalidad en el espacio tiempo.

Las buenas relaciones existen, y las nuevas también. El tiempo no es importante, y es por eso que se ha de mantener la intuición alerta para detectar a las personas que nos rodean y a las que gustamos para aprovechar cualquier oportunidad que la vida te ofrece y sobre todo no dejarlas pasar. Los flechazos y el amor a primera vista no siempre ocurren. En ocasiones la convivencia, el compartir y porque no, la pasión tranquila y programada también puede ser un buen punto de partida para encontrar el verdadero amor.

Aquellos que después de un fracaso quieren volver a intentarlo y se arriesgan a empezar una nueva aventura, son valientes, son los que más se merece el amor y más se merecen la felicidad. Aquellos que cierran puertas y se empeñan en afrontar el futuro en soledad, puede ser un opción, pero tarde o temprano van a necesitar aquel momento para conversar, aquel abrazo en una tarde fría de invierno y aquellas tardes de discusiones sobre cualquier cosa.

Así que he decidido dejar que mi hija siga pensado y confiando en su sexto sentido, que sienta que el día que conozca a la persona adecuada, a la persona con la que querrá compartir su vida, algo se despertará en su interior y la empujará a dar un pasó más allá.

lunes, 19 de septiembre de 2011

SINCERIDAD, ARMA DE DOBLE FILO


Para mi la sinceridad es igual a la no hipocresía, porque es tan sano ser sinceros con los demás, de la misma manera que lo es aceptar la sinceridad en nosotros.

Decir lo que se piensa es tremendamente peligroso. ya que a nuestra forma de ver las cosas se unen siempre conceptos que nos hacen perder la perspectiva y por tanto la imparcialidad. Nunca vemos las cosas como son realmente, las vemos a nuestra manera, lo que puede ocasionar hacer un juicio equivocado y por tanto en estos casos es mejor dejar la sinceridad para otro día.

Pero reconozco que me muero de ganas de decir siempre lo que pienso, y hacerlo sin pensar en como aceptará la otra persona mi opinión. No obstante algo en mi interior me hace callar o en algunos casos disfrazar mi opinión para expresarla de forma tan sibilina que la otra persona no tiene ni idea de lo que le estoy diciendo.

Un ejemplo, tengo un familiar que siempre habla chichando de una manera muy peculiar, y no me refiero a su timbre de voz, se trata de otra cosa, la pobre nació así, y esto le hace tener una voz sumamente desagradable. Esta persona habla muchísimo y siempre lo hace en un tono de voz que me crispa los nervios, pues bien, me muero de ganas por ponerme delante de ella mirarle a los ojos y decirle _”¡ Te quieres callar, urraca insoportable! No soporto ni un instante más tu voz desagradable, aprende a hablar con más suavidad y sobre todo no necesitas gritar tanto para decir tantas tonterías…. Uf y que descanso. Pero no, en lugar de eso me limito a escuchar poniendo muecas por si se entera que me molesta y decide callar de una vez.

Recuerdo ahora una amiga, a la que no veo desde hace algunos años, la pobre siempre vestía fatal, y no digo mal conjuntada o con ropa de otra época, me refiero a esa forma de vestir que le hacía parece un verdadero fantoche. Si llevaba escote, casi enseñaba los pezones. Si se ponía faldas cortas, enseñaba una piernas blancas y llenas de pelitos negros que se veían a kilómetros. Si se ponía una camiseta siempre eran tres tallas más pequeñas, en fin, un firgurín. Es en estos casos que te sabe mal decirle que realmente _¡Haces el ridículo! _ Aunque Tal vez incluso le habría hecho un favor, pero me limitaba a mirarla con cara de asombro, ya que era imposible hacer lo que ella hacía y seguir como si nada.

En mi lista de personas de las que un día seré sincera y les diré todo lo que pienso tengo algunas dignas de mención:

_ Eres insoportable, deja ya de quejarte que hay gente que se muere de hambre. “coñ……”

_ Me caes fatal. No te esfuerces en reírle las gracias a todo el mundo.

_ Eres demasiado bajito para mi gusto.

_ Me deprime tu forma de ser, te auto compadeces tanto que tu vida parece una tragedia griega…

_ Eres una envidiosa y necesitas replantearte las cosas, no eres buena persona y tendría que pedir permiso para seguir existiendo.

_ No tienes ni idea de tomar decisiones. Pareces una niña pequeña con pataletas que no se sale con la suya.

_ Pareces un caminero con tanto pelo donde no toca, sin ánimo de despreciar al gremio de camineros, claro. (La gracia es que es una mujer)

_ Hueles tan mal que y tu ropa está tan sucia que cualquier día te vas ha quedar en pelotas y todo lo que lleves puesto se irá corriendo lejos de ti. Haz el favor de lavarte, hazlo por ti mismo y sobre todo por los que están a tu lado, si no, te arriesgas a que te utilicen como arma de destrucción masiva.

….

Evidentemente todas estas frases tienen un referente hombre o mujer, y así podría seguir hasta llenar un montón de folios. La sinceridad también puede comportar cosas buenas, pero estas no tengo ningún problema en decirlas. O sea que ese capítulo lo tengo cerrado.

Creo que un ejercicio puede ser, al menos una vez al día, ser sincera con alguien. Aunque tampoco es necesario la sinceridad cínica y con intención de hundir. Así que voy a empezar hoy mismo, voy a quitarme los prejuicios de encima y voy a decir algo realmente sincero al menos una vez al día.

Tal vez podría empezar ahora conmigo misma, _ Chica, cada vez escribes cosas más raras, igual ha llegado el momento de que te plantees qué quieres conseguir con esto.