LA FRASE

Me gustaría tener el tiempo necesario para disfrutar de tu compañía. Tú deberías tener la suficiente curiosidad para permanecer a mi lado y leerme de verdad.

jueves, 28 de febrero de 2013

LOS AMANTES DE MARÍA




María es una mujer adulta, ni joven ni vieja, valiente, decidida y feliz de estar viva. María toma las cosas que le gusta y rechaza las situaciones inútiles. María que tiene un poco de Lola, de Cristina, de Sonia, de Trinidad, de Olga de Francisca, es una mujer a la que le gusta el amor. María le gusta que la amen, le gusta el sexo, le gusta estar con gente, le gusta ponerse guapa, le gusta que le digan lo guapa que está. María pisa fuerte por las calles, no tiembla cuando cruza el parque oscuro y le encanta acariciar la piel de sus hijos. Pero a María lo que más le gusta en esta vida es el amor. Sus amantes hacen todo lo posible para que ella sea feliz, la hacen gozar, la besan, le hacen cosquillas pasando el dedo índice por su espalda. María regresa a casa corriendo y se entrega a su amante, le ha preparado una comida suculenta y juntos comparten el placer del sabor de los condimentos. María se acuesta por las noches junto a su amante, que le mantiene la cama caliente, la abraza y le susurra calor en la nuca. María despierta junto a su amante, que le ha quitado el pijama y le pone la piel de gallina mientras en la cocina se prepara un café.

María se esconde por los rincones mientras su amante la devora a besos, le sube la blusa y la tumba sobre las escaleras de caracol. María se esconde con su amante para que nadie les vea, para que puedan amarse en secreto y  tocarse la punta de los dedos bajo la mesa.

María necesita a sus amantes, no quiere disimular, no le importa lo que piensen de ella, porque María es puro amor, amor de madre, amor de amiga, amor de compañera pero sobre todo amor de amante.

María cuida de sus amantes porque no puede prescindir de ninguno de ellos, es igual si no puede disfrutar de todos a la vez, porque María es dueña de su esencia, y vive los días pensando en las noches y piensa en las noches mientras disfruta de las tardes y duerme las noches soñando con el día.

martes, 19 de febrero de 2013

UN NUEVO AMIGO



Soy un niño especial, a diferencia de otros, vivo en un mundo muy distinto al de la mayoría. Mi mundo es mucho más pequeño y casi siempre sucede que no me doy cuenta de lo que ocurre a mi alrededor. Mi mundo es tan pequeño que conozco  a muy pocas personas, aunque creo que alguna cosa está cambiando en los últimos días. Primero solo veía a mi mamá a mi papá y a mi hermana Paula. Paula es una niña preciosa se pasa el día jugando y saltando a mi alrededor. Le gusta bailar y muchas veces me canta canciones en un idioma distinto al que habla conmigo. En mi casa todos hablan mucho, me explican todo lo que hacen. _ Pol hoy vamos a salir un rato al parque para que te de el sol_. Pol hoy he comprado carne picada para hacer albóndigas_ Parece ser que es una de mis comidas favoritas, mamá está convencida de ello. Mi mundo está lleno de silencios y de ausencias. Muchas veces me despierto y no reconozco mi entorno, pero no me asusto porque siempre tengo a personas conocidas a mi lado, sobre todo a mamá y papá.
También están mi abuela y mi tía Rosario, las dos se llaman igual y yo me hago un lío. He aprendido a diferenciarlas por el olor. La abuela huele de una manera tranquila, es un olor que me gusta y me relaja cuando lo noto cerca de mÍ. Ella me canta canciones, pero muy diferentes a las que canta mi hermanita Paula. Sus canciones me gustan mucho más y me dan muchas ganas de acompañarle con mis palmas. Como no consigo hacerlo, sigo el ritmo en mi cabeza, creo que ella me mira a los ojos y nota que me gustan, porque hay canciones que repite hasta dos y tres veces. En cambio la tía huele de una manera que me pone un poco nervioso, no suele venir mucho pero cuando pasa por casa habla y habla sin parar y dice un montón de cosas que no entiendo. Creo que tampoco me habla a mí, la pobre no sabe como hacerlo y cree que con mover la boca y hacer ruido ya tiene suficiente. Pero yo no me enfado creo que es muy guapa y me gusta tenerla cerca.
Hace unos día mamá ha empezado a llevarme a un lugar donde estoy con otros niños que se parecen mucho a mí. La mayoría, como yo, no hablan y muchos tampoco se mueven demasiado. Pero de alguna manera nos sentimos contentos de estar juntos. Tenemos unas señoras muy amables que cuidan de nosotros y nos ayudan a hacer todas las cosas que no podemos hacer solos. Al principio me sentía una poco solo, tenía ganas de estar con mamá y papá, y siempre pensaba en lo que estaría haciendo Paula. Pero ahora creo que aquí estaré muy bien.
Hace unos días tuvimos una visita muy especial, no puedo decir que supiera decir lo que era, lo llaman de una manera un poco extraña, es un nombre difícil de recordar. Primero vi a una persona que no había visto nunca, su cara era amable y creo que le gustaba estar allí con nosotros, pero lo que realmente me sorprendió era el ser extraño que la acompañaba. Era totalmente distinto a lo que había visto hasta entonces, era muy grande y tenía el cuerpo recubierto de un pelo largo, primero pensé que sería una de las cuidadoras con un abrigo, pero entonces me miró directamente a los ojos y mantuvo la mirada mucho rato. Cuando una persona me mira he aprendido a distinguir lo que siente, pero aquel ser tan increíble creo que me miraba con la misma curiosidad con la que lo estaba haciendo yo.
Parece que teníamos que tocarlo cuando pasaba por nuestro lado, pero yo no quería, tenía un poco de miedo no sabía que ruidos haría cuando estuviera cerca.
Estuvo un rato con nosotros, pero yo me resistía ni siquiera a mirarlo. Intenté ignorarlo y cuando lo acercaron a mi, me puse todo lo tenso que pude para evitar que pusieran mi mano sobre su peludo abrigo.
Cuando se hubo marchado  me sentí aliviado, pero los días que siguieron no paraba de pensar en él. Cuando dormía soñaba que me miraba a la cara y que se acercaba y abría la boca y después me despertaba asustado. Pero en el fondo no tenía miedo, sentía una enorme curiosidad por saber más cosas de él.
A los pocos días ya había perdido la esperanza de que volvería a verlo, pero una tarde la cuidadora empezó a hablar de una visita muy especial, y de que esta vez debíamos ser un poco más amables. Yo supe al instante que hablaba de él, supe que aquella tarde volvería a encontrarme cara a cara con aquel ser, ahora sabía que era un perro, mamá me lo estuvo explicando el día anterior, trajo un enorme libro de la biblioteca y  me enseño un montón de fotografías de animales parecidos, pero no vi ninguno igual en aquel libro.
Aquella tarde fue muy distinta a la primera, decidí que haría todo lo posible para no resistirme si se acercaba, aunque no siempre conseguía que mi cuerpo hiciera lo que yo quería. Entró la misma señora que había visto y esta vez el animal me miró directamente a los ojos tan solo entrar, supe que él también había estado esperando aquel momento, supe que quería conocerme. Poco a poco vi como se iba acercando a todos hasta que llegó mi turno, y decidí que me relajaría, dejé que cogieran mi mano y la colocaran sobre su lomo. No puedo explicar lo que sentí porque en mi pequeñísimo mundo aquello fue la sensación más grande que había sentido jamás. Bajo mi mano noté la respiración del animal, tranquila pero a la vez contenida, estaba caliente y el pelo era como el de un peluche y tenía ganas de abrazarlo. Hice todos los esfuerzos que pude y conseguí colocar mi otra mano de tal manera que pude impregnarme de aquella sensación de calma y de tranquilidad que me llevó a un lugar muy lejos de allí. Mi mundo es muy pequeño,  mi mundo se limita a muy pocos movimientos, en mi  mundo no percibo todos los sonidos, ni entiendo todas las palabras, mi mundo no siempre es bonito ni siempre es feliz. En mi mundo muchas veces la vida es difícil para todos, para mamá, para papá incluso para mi increíble hermanita Paula. Pero mi pequeño mundo ahora es un poquito mejor, porque tengo un nuevo amigo, lo veo en ocasiones y creo que él me entiende mejor que las personas. Entiende que no puedo hacer las mismas cosas que otros niños, entiende que no puedo decirle cosas bonitas, e incluso entiende lo de mis babas, él también babea constantemente. Y es por eso, porque me entiende, que también sabe que está haciendo una cosa muy importante por mí, está compartiendo un ratito, está siendo mi amigo, y deja que le toque y que note su corazón, su pelaje su calor.
Ahora gracias a él mi mundo es un poco mejor.

jueves, 14 de febrero de 2013

20 MINUTOS

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La cosas suceden en un instante, un suspiro, un guiño un impacto. Cada uno valora el tiempo de una manera distinta, un segundo es tiempo suficiente para cometer un error, un momento puede durar un minuto y una hora puede hacerse eterna. Una canción acompaña el instante de una lágrima caída por una noticia triste, un trueno llena de luz la oscuridad si esperas el tiempo suficiente y en 20 minutos se puede perder de vista las cosas que tienen valor.

Marcamos los día con horarios, relojes que marcan los momentos y que guían el ritmo que has de seguir. La vida te otorga unas horas determinadas para dormir, no puedes utilizar más tiempo del que necesitas para elegir la ropa y la vida tan solo te concede dos minutos para lavarte los dientes. En pocas ocasiones dejamos de mirar el reloj, en pocos momentos desistimos de cronometrar nuestro tiempo, porque  siempre pensamos cuanto nos quedará por gastar cuando pasemos a otra cosa. Pero ¿canto tiempo necesitamos para las cosas que realmente importa?. Utilizar el tiempo en cosas importantes no es perderlo, invertir minutos en jugar a pelota con tu hijo, regalar las horas para amar, acariciar o besar. Donar tiempo que ayuden a un amigo o perderlo simplemente porque necesitas que las cosas sean de esa manera.
Hay persona que han pasado por experiencias duras, que han tenido que vivir momentos difíciles, o que han afrontado pérdidas de personas queridas. Hay personas que han sufrido por culpa del dolor, de la enfermedad o del encierro, y tal vez en estos momentos es cuando aprendes que el tiempo es algo que todos tenemos aunque el de cada uno tienen un valor distinto.

Hay tiempos que se han perdido por un mal uso, y este tiempo perdido, el tiempo mal invertido es el tiempo que de alguna manera debemos de recuperar.

Estamos sometidos a normativas, a tiempos marcados y del que cobramos a final de mes. Los que hoy día tienen suerte de trabajar, no están cobrando realmente por el trabajo que realizan, si que son pagados a cambio de ofrecer tiempo, es un simple intercambio. Yo dedico mi tiempo ha hacer las cosas que tu quieres que haga y tu me pagas por ese tiempo. Pero es tan solo eso tiempo, del que prescindimos para poder disponer de dinero y dedicar el resto del tiempo que nos queda a hacer cosas importantes. Es mejor utilizar el tiempo con el que comerciamos a hacer cosas que nos gustan, que nos hace sentir mejor y que sobre todo nos hace sentir que no estamos malgastando el tiempo aunque nos lo paguen.

Debemos responder a la hora que entramos, a la hora que salimos y sobre todo el momento del descanso, 20 minutos. ¿Que nos da tiempo a hacer en 20 minutos? Este es tiempo suficiente, para tomar una bebida caliente, para disfrutar de un cigarrillo o para comer un bocadillo, pero hagamos lo que hagamos, no debemos olvidar que estos 20 minutos, este tiempo que nos permiten descansar a cambio del intercambio con dinero, son los 20 minutos menos importante de nuestro día. Porque una vez vuelves a casa es donde has de decidir de qué manera podemos utilizar nuestro tiempo, el cual a partir de entonces es gratis, y se debe convertir en el tiempo mejor invertido y sobre todo se convierte en el tiempo más satisfactorio.

Tal vez el problema sea que nos sentimos frustrados con demasiadas cosas, cosas  que se escapan a nuestro control. Y la sensación que debemos someternos al control de 20 minutos nos haga perder de vista el verdadero motivo de nuestra ira. Un día son 365 horas, y de estas horas muchas son horas que no damos un verdadero valor, tal vez deberíamos comenzar a dar importancia a otros muchos momentos de nuestra vida, y no permitir que 20 minutos de nuestro tiempo se convierta en un conflicto personal que nos haga olvidar lo que verdaderamente importa.