LA FRASE

Me gustaría tener el tiempo necesario para disfrutar de tu compañía. Tú deberías tener la suficiente curiosidad para permanecer a mi lado y leerme de verdad.

miércoles, 1 de febrero de 2012

LA CAJA DE LOS DESEOS


Las mujeres nacemos con una caja. Cuando venimos al mundo, cuando nos separan de las entrañas de nuestras madres, nacemos predestinadas a convertirnos en seres que los demás utilizan. Los padres, los maridos, los hijos, todos ellos quieren y necesitan un pedacito de nosotras. Al mismo tiempo nosotras nos vemos en la necesidad de desprendernos de trocitos de nosotras mismas.

Del mismo modo que las mujeres nacemos con rasgos físicos que nos hacen diferentes, también nacemos con una caja que nos acompañará durante toda nuestra vida. El tamaño de la caja depende de las ganas que tengamos de guardar cosas en ella. Las niñas nos pasamos nuestra infancia soñando, imaginamos como vamos a ser de mayores, imaginamos nuestra vida y a la persona a la que vamos a amar durante toda la vida, decidimos cuantos hijos vamos a tener, en fin llenamos la caja de nuestros sueños y poco a poco los vamos olvidando y arrinconando en su interior.

Pero a base de acumular y de olvidar nos vamos perdiendo en una vida diferente a la que estábamos predestinadas el día que nacimos. Olvidamos que somos seres extraordinarios, olvidamos que tenemos la obligación de observar nuestra belleza y mirarnos hacia adentro. Llega un día en el que tan solo nos miramos las arrugas o la celulitis, recordamos aquellos deseos de niña que nos hacía imaginarnos como modelos sacadas de las revistas. Pero nadie nos preparó para la verdad de nuestro futuro, nadie nos dijo que lo mejor que debíamos aprender, lo que más íbamos a necesitar era el amor que solo nosotras mismas nos podemos dar.

Cada caja es especial, única y exclusiva. En la tapa hay gravada una palabra, una que nos va a definir durante toda nuestra vida. Será la palabra que explicará cosas íntimas de nosotras, es la palabra que nos acompañará hasta el final de nuestros días. A algunas mujeres nos define nuestros actos, los que nos rodean aprovechan nuestra influencia y nuestro verdadero poder, pero tan solo aquellos que conocen la palabra que nos define, aquellos que han conseguido pronunciar la verdad de nosotras serán los únicos que sabrán realmente como somos y podrán llegar a querernos.

En estos momentos mi caja está en fase de inspección, durante mucho tiempo no he querido mirar en su interior, por supuesto he seguido guardando todo aquello que merecía la pena conservar e incluso creo que mi caja se ha ido haciendo más grande cada vez. Una de las cosas que he guardado con más cariño son mis pedacitos de pensamientos, las frases de las cosas que observo, de mis experiencias y de mis relaciones. En mi caja está gravada mi palabra, aquella que me define, aquella que desvelará todos los secretos sobre mi, aquella palabra que pronunciada en un susurro forma el todo de mi espíritu. Pero he descubierto que para llegar a la perfección, para conseguir el verdadero equilibrio entre lo espiritual y lo real debemos aprender a gritarla, debemos hacer que todos la oigan y que todos la conozcan, entonces seremos las mujeres invencibles, únicas y llegaremos a ser exactamente como estábamos predestinadas a ser cuando nos crearon.

El día que ya no estemos, aquel día en que dejemos de ser madres, esposas o hijas, aquel día será el momento de volver a mirar en el interior de nuestra caja, volveremos a reír con los recuerdos, volveremos a llorar con la tristeza, pero sobre todo, sobre todo, volveremos a amar.

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