LA FRASE

Me gustaría tener el tiempo necesario para disfrutar de tu compañía. Tú deberías tener la suficiente curiosidad para permanecer a mi lado y leerme de verdad.

martes, 21 de febrero de 2012

LO BUENO DEL SEXO


No siempre se puede hablar de estos temas sin que te etiqueten, pero creo que es justo escribir sobre los grandes beneficios del sexo. Una persona con una vida sexual satisfactoria se encuentra mucho mejor en todos los aspectos. Es capaz de ver la vida de otra manera, se siente más feliz, se siente bien consigo misma y sobre todo es capaz de gestionar mucho mejor sus sentimientos. La tensión, el malestar, las preocupaciones, todo ello desaparece cuando eres una persona afortunada y el sexo ocupa un papel importante en tu vida. No hablo de intensidad, hablo simplemente de equilibro mental y físico. Cuando compartes tu vida con una persona a la que amas, o simplemente mantienes una relación para compartir momentos apasionados, el mundo es un poco mejor. No digo que no se pueda vivir sin sexo, pero creo que es totalmente aconsejable disfrutar de él.

De la misma manera que alimentamos nuestra mente y enriquecemos nuestra creatividad leyendo libros, escuchando música, escribiendo o simplemente paseando y disfrutando de un hermoso paisaje, también el sexo forma parte de nuestra creatividad. Utilizamos nuestro cuerpo para matizar movimientos sensuales, aprendemos con nuestras manos a saborear a nuestra pareja y dejamos que nuestra imaginación se traslade a algún lugar especial, y durante unos instantes, los condimentamos con pimienta y sal para conseguir el sabor perfecto e inolvidable de una experiencia.

El sexo nos enseña a ser generosos, a dar para recibir, a recibir para compartir y a dejar que hasta el último poro de nuestro cuerpo memorice momentos especiales a los que podemos recurrir cuando nos encontramos con la necesidad de volver a sentir.

De todas formas aun sigue siendo un problema expresar con libertad algo tan natural como una necesidad física, como podría ser alimentarse o dormir. La falta de sueño nos puede llevar a un estado de locura, la falta de alimento hace que nuestro cuerpo se vuelva débil y enfermo y la falta de sexo influye en un desequilibrio emocional.

La felicidad nos ayuda a ser mejores personas, el amor nos hace felices, el sexo nos proporciona alegría y cuando nos sentimos repletos de estas sensaciones somos capaces disfrutar un poquito más de las cosas que nos rodean, aprendemos a ver la parte buena de las personas y cuando respiramos profundamente lo hacemos sin miedo a asfixiarnos.

miércoles, 8 de febrero de 2012

SOÑAR EL PASADO


Cuando cerramos los ojos acostumbramos a soñar nuestro futuro, pero en pocas ocasiones soñamos el pasado. Algunas veces, cuando quiero conocerme mejor, cuando quiero profundizar en mi filosofía interna, en la textura de mis pensamientos, imagino el pasado. Pero no un pasado vivido, o un pasado recordado, sino un pasado que nunca ocurrió. Imagino mis pasos de delante hacía atrás, imagino un día concreto en un lugar indeterminado que dije un sí, ahora deshago el camino hecho y digo un no y entonces otra historia, otro recuerdo aparece en mis sueños. Creo que aquí se encuentra una dimensión desconocida y poco explorada, un estado mental donde podemos revivir nuestras vidas y las de los demás una y otra vez, una vida infinita sin principio ni fin.

Podemos cerrar los ojos y volver a tener diez años, es igual si recordamos el momento exacto, es igual si nuestro cerebro nos enseña imágenes reales, lo importante es soñar que hacemos algo que nunca hicimos, que recogemos un papel del suelo cuando la verdad fue que ni lo vimos. Soñamos que no llegamos a dar nuestro primer beso, que jamás suspendimos aquel examen de lengua y entonces nuestra vida se convierte en una vida distinta. Pasa el tiempo y los recuerdos se van sustituyendo por cosas que nunca ocurrieron, estos son los verdaderos sueños del pasado. Recorres la distancia de la vida pensando, situándote siempre en el atrás y jamás intentando imaginar el futuro que, de pronto, se ha convertido en un futuro desconocido.

Soñamos que jamás rozamos la piel suave de aquella mujer apasionada, soñamos que regalamos una pulsera con una inscripción de “te amo” en lugar de un reloj, y nuestro sueño del pasado ha transformado nuestro futuro, ahora el que nos acompaña día y noche es una persona desconocida o tal vez estés solo y no tengas nada que compartir con nadie. La ventaja de soñar el pasado es que nuestro futuro nunca trascurrirá de la misma manera, los caminos habrán variado, cuando antes subías ahora tienes que bajar, cuando antes hacía frío ahora estás un lugar cálido y cuando has llorado de tristeza ahora sólo haces que reír. Debemos aprender a soñar momentos del pasado que ya no recordemos, debemos imaginar cosas que deberíamos haber hecho y que no nos atrevimos, porque cuando abrimos los ojos, cuando miramos de frente en lo que nos hemos convertido nos daremos cuenta que realmente siempre elegimos el mejor camino. Que aunque al soñar el pasado pienses que deberías haber hecho esto o lo otro, la realidad es que tienes tantas cosas buenas que no podrías desear nada mejor.

Es fácil decidir un futuro según el presente y recordando un pasado, pero la mejor manera de afrontar el futuro tendría que ser, soñar el pasado, vivir intensamente el hoy i desear el futuro siempre con la ilusión que nos enseña nuestro propio instinto.

Cierra los ojos, abre tu mente para soñar el ayer, aquel día que elegiste a la mujer perfecta, el día que tus hijos abrieron los ojos al mundo, el momento exacto que decidiste ser una persona nueva, recuerda momentos de felicidad que tal vez habrían cambiado si al soñar el pasado pudieras cambiarlo, y entonces sabrás que estás haciendo el mejor viaje de tu vida.

miércoles, 1 de febrero de 2012

LA CAJA DE LOS DESEOS


Las mujeres nacemos con una caja. Cuando venimos al mundo, cuando nos separan de las entrañas de nuestras madres, nacemos predestinadas a convertirnos en seres que los demás utilizan. Los padres, los maridos, los hijos, todos ellos quieren y necesitan un pedacito de nosotras. Al mismo tiempo nosotras nos vemos en la necesidad de desprendernos de trocitos de nosotras mismas.

Del mismo modo que las mujeres nacemos con rasgos físicos que nos hacen diferentes, también nacemos con una caja que nos acompañará durante toda nuestra vida. El tamaño de la caja depende de las ganas que tengamos de guardar cosas en ella. Las niñas nos pasamos nuestra infancia soñando, imaginamos como vamos a ser de mayores, imaginamos nuestra vida y a la persona a la que vamos a amar durante toda la vida, decidimos cuantos hijos vamos a tener, en fin llenamos la caja de nuestros sueños y poco a poco los vamos olvidando y arrinconando en su interior.

Pero a base de acumular y de olvidar nos vamos perdiendo en una vida diferente a la que estábamos predestinadas el día que nacimos. Olvidamos que somos seres extraordinarios, olvidamos que tenemos la obligación de observar nuestra belleza y mirarnos hacia adentro. Llega un día en el que tan solo nos miramos las arrugas o la celulitis, recordamos aquellos deseos de niña que nos hacía imaginarnos como modelos sacadas de las revistas. Pero nadie nos preparó para la verdad de nuestro futuro, nadie nos dijo que lo mejor que debíamos aprender, lo que más íbamos a necesitar era el amor que solo nosotras mismas nos podemos dar.

Cada caja es especial, única y exclusiva. En la tapa hay gravada una palabra, una que nos va a definir durante toda nuestra vida. Será la palabra que explicará cosas íntimas de nosotras, es la palabra que nos acompañará hasta el final de nuestros días. A algunas mujeres nos define nuestros actos, los que nos rodean aprovechan nuestra influencia y nuestro verdadero poder, pero tan solo aquellos que conocen la palabra que nos define, aquellos que han conseguido pronunciar la verdad de nosotras serán los únicos que sabrán realmente como somos y podrán llegar a querernos.

En estos momentos mi caja está en fase de inspección, durante mucho tiempo no he querido mirar en su interior, por supuesto he seguido guardando todo aquello que merecía la pena conservar e incluso creo que mi caja se ha ido haciendo más grande cada vez. Una de las cosas que he guardado con más cariño son mis pedacitos de pensamientos, las frases de las cosas que observo, de mis experiencias y de mis relaciones. En mi caja está gravada mi palabra, aquella que me define, aquella que desvelará todos los secretos sobre mi, aquella palabra que pronunciada en un susurro forma el todo de mi espíritu. Pero he descubierto que para llegar a la perfección, para conseguir el verdadero equilibrio entre lo espiritual y lo real debemos aprender a gritarla, debemos hacer que todos la oigan y que todos la conozcan, entonces seremos las mujeres invencibles, únicas y llegaremos a ser exactamente como estábamos predestinadas a ser cuando nos crearon.

El día que ya no estemos, aquel día en que dejemos de ser madres, esposas o hijas, aquel día será el momento de volver a mirar en el interior de nuestra caja, volveremos a reír con los recuerdos, volveremos a llorar con la tristeza, pero sobre todo, sobre todo, volveremos a amar.