Te veo
cada vez que me miras, te veo cada vez que me equivoco contigo, te veo tan lejos
que no puedo decirte todo lo que no sabes.
No
sabes que vuelo con la luna y que floto cuando camino junto a
las estrellas, que siento tu mirada como un puñal que atraviesa mi espíritu.
No
sabes que me duele pensar que vas a mirarme, no sabes que sufro y que tiemblo,
que tengo sueños que me apuñalan como una daga y me hacen llorar.
Sigo un
camino perfecto, bien marcado, sin saltarme los límites y de pronto siento que
estás al final de aquel camino y me muero por salir corriendo, por parar y rezo
porque alguien me desvíe, me distraiga de la dirección correcta. Hago esfuerzos
por controlarme, hago esfuerzos por no temblar por parecer fuerte, por parecer
ajena a las cosas negras, grises o lilas.
No
sabes que me gusta el olor de las flores, no sabes que necesito reír mil veces
al día, no sabes que no me gusta el sufrimiento ni que siempre espero lo mejor de los demás. No sabes que odio caerme, que no soporto que los demás
sientan pena de mis caídas, no sabes que el mundo siempre es un poco mejor
cuando lo miro a través de mis ojos.
Hay
tantas cosas que no sabes que no sabría por donde empezar, aunque si me miraras
a los ojos aprenderías a verme de verdad. Mi pelo es suave, mi mirada es
profunda y real, mi piel es un mensaje escrito en código y mi corazón es el
final de un poema.
Todo lo
que no sabes de mi lo puedes aprender en los libros, lo puedes ver escrito en
las canciones y lo puedes recordar siempre que lo necesites. Con todo lo que no
sabes de mi podrías hacer cambiar el futuro, podrías conseguir metas
imposibles, podría resultar verdad.
Ahora que
lo sabes es hora de olvidar, olvida mis defectos, olvida el pasado, olvida lo
que has creído toda la vida y olvida mis silencios. Olvida que pude existir
en otro mundo, y olvida las cosas que he perdido. Olvida mis preguntas, olvida
mis lágrimas y sobre todo olvida que alguna vez me equivoqué.
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