LA FRASE

Me gustaría tener el tiempo necesario para disfrutar de tu compañía. Tú deberías tener la suficiente curiosidad para permanecer a mi lado y leerme de verdad.

viernes, 3 de septiembre de 2010

UN CAMINO


Desde el momento que nacemos aprendemos de los demás. Aprendemos de nuestros padres, hermanos, abuelos, familia y amigos. Aprendemos de nuestros profesores y de nuestros compañeros de clase, de nuestros amigos y de nuestros enemigos, aprendemos de todos hasta que dejamos de prestar atención.
No nos damos cuenta de cuando ocurre, simplemente pasa. Un día dejamos de mirar a nuestro alrededor, dejamos de observar a nuestros mayores y a nuestros pequeños, dejamos que el día a día nos aísle de lo que nos rodea y dejamos de mirar a los ojos a los demás. Entonces es cuando dejamos de aprender y nos limitamos a imitar, a copiar o a desaprender. Olvidamos las cosas que realmente importan en la vida y nos convencemos a nosotros mismos, que sabemos más que nadie, y aquí es cuando nos volvemos fríos, desconfiados y decidimos mirar al mundo desde una visión equivocada.
El secreto para que esto no ocurra es simple, y lo tenemos a nuestro alcance. No debemos dejar de aprender nunca, podemos aprender de nuestros hijos porque en su inocencia y en su niñez está la felicidad completa. Podemos aprender de nuestros mayores, porque en su experiencia está la sabiduría para mejorar el futuro, podemos aprender de nuestros iguales porque nadie es perfecto y siempre hay personas con cualidades mejores que las nuestras.
También debemos enseñar, enseñar aquellas cosas que sabemos que servirán para ayudar, enseñar a descubrir que todos tenemos un “Peter Pan” o una “hierbas” en nuestro interior, enseñar que una sonrisa puede ser mejor que un mal gesto. Y a la vez que enseñamos y compartimos, reflexionamos y evitamos hacer lo que criticamos de los demás. No es necesario ser perfectos, pero sí es conveniente evitar las imperfecciones.

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