LA FRASE

Me gustaría tener el tiempo necesario para disfrutar de tu compañía. Tú deberías tener la suficiente curiosidad para permanecer a mi lado y leerme de verdad.

miércoles, 6 de julio de 2011

JEFES


A pesar de llevar trabajando muchos años, tengo que reconocer que nunca he trabajado, ni trabajaré de jefe. La verdad es que no me siento demasiado triste por esto, pero sí que me da un poco de rabia, en el sentido que nunca experimentaré en mi piel la sensación de ejercer el poder sobre los demás. En todos los años de experiencia laboral he conocido a mucho jefes, algunos mandaban mucho, otros se creían que mandaban y también habían aquellos que se morían de ganas por mandar. Ser jefe es un trabajo muy duro, desde el momento que te levantas por la mañana hasta que termina la jornada, has de cargar con la responsabilidad de llevar sobre tus espaldas un montón de responsabilidades tanto a nivel del personal que está a tu cargo como a nivel de responsabilidad de capacidad y productividad. Creo que ha de ser tremendamente difícil estar seguro de haber tomado la decisión correcta, y en el caso de equivocarte, el mejor jefe es aquel que cede la responsabilidad al subordinado que más se lo merece.

El aspecto de un jefe es muy importante para ganarse el respeto de los demás, por ejemplo, me refiero a que un jefe hombre no estaría bien que viniera a trabajar con bermudas y chanclas de playa enseñando los dedos peludos de los pies. Para la mujer es un poco más fácil, ellas puede venir a trabajar con bermudas y sandalias en las que se vean sus horribles dedos de uñas pintadas de colores chillones. Un buen jefe tendría que saludar cada mañana a cada uno de sus trabajadores, estaría bien un simple _¡Buenos días!, siempre y cuando el personal esté cercano, y si no es el caso, aprovechar las gestiones diarias para dirigirse personalmente a todos de una manera u otra y mostrar interés por el trabajo individual y colectivo. Siempre he pensado el buen jefe es aquel que conoce el trabajo que hacen todos y cada uno de su personal, ya que es la única manera de evitar que le tomen el pelo. De la misma manera, es importante que el personal conozca las responsabilidades de su propio jefe, ya que de lo contrario, si no sabemos a que dedica las horas de oficina, poco a poco vamos olvidando que lo tenemos hasta que llega el momento de deja de tener importancia dentro de la organización y por lo tanto, se vuelve totalmente prescindible.

Los jefes firman, controlan las bajas y las vacaciones de su personal, resuelven problemas de organización, interfieren en las relaciones personales entre sus empleados, se reúnen durante horas para tomar las decisiones importantes que hacen funcionar la maquinaría de toda organización y sobre todo hacen presentaciones espectaculares en las que hablan de proyectos, transversalidad y reorganización de procesos.

Un jefe no tiene horario, desayuna las veces que necesita para poder soportar el estrés de las reuniones, sale a comer y se reúne a la hora del café, la siesta ha desparecido de su día a día y al final del día se marcha con la cabeza llena de ideas de tanto pensar, pero con la papelera del despacho bacía.

Así de entrada recuerdo algunas cosas peculiares de algunos jefes que he tenido, recuerdo uno que me obligaba a leerme el periódico cada mañana, otro me prohibió atender a personas que se esperaban en una cola, ya que según decía, mi cola era otra, aunque la mía siempre estaba bacía. Recuerdo un jefe en concreto que lo que más valoraba de mi trabajo era que le tuviera la mesa limpia, limpia no de papeles sino de polvo, aunque yo pasaba sus informes y le escribía las cartas, también hay algunos jefes que necesitan a alguien las 24 horas del día a su lado, necesitan tener a alguien en todo momento a quien poder delegar y dar órdenes para poder tranquilizar su mente, están otros que a parte de mandar, se gravan en la frente la palabra “jefe cabrón” y la van luciendo con alegría durante toda la jornada de trabajo. Así podríamos estar horas y horas, y a pesar que, de jefes buenos lo hay, como también hay curas buenos, o médicos geniales e incluso peluqueras increíbles, la verdad es que ser jefe y tener responsabilidad es difícil y no todos estamos preparados para este trabajo. Yo y mi sentido común estamos de acuerdo en que es mejor trabajar que mandar, y que no siempre las dos cosas son compatibles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario