LA FRASE

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sábado, 17 de septiembre de 2011

VIDA


Hemos dejado de sentir, de aprender de nuestros sentimientos, la muerte no nos hace llorar y la violencia la vemos como algo necesario. Nos parecemos a seres autómatas que se mueven por el mundo intentado dominar a los demás. No recordamos que es emocionarse por un recuerdo y solo aquellas cosas que nos golpea con fuerza nos hace reaccionar….. Este verano he leído una novela de argumento futurista, el ser humano ha creado a seres que viven durante muy pocos años, creo que eran 10. Lo que más me ha sorprendido de la historia, no ha sido el mundo futurista en el cual se mueven los personajes, ni siquiera la existencia de seres, creados por el hombre para hacer los trabajos que a ellos ya no les apetece hacer, lo que me ha hecho reflexionar, es el desprecio a la vida que detecta la protagonista en lo que dura el relato.

Ella vive obsesionada por una cuenta atrás, cuenta los días que faltan para su muerte, mientras tanto, los humanos sólo piensan en alargar su vida utilizando métodos artificiales. Las operaciones de estética se han vuelto algo tan normal que existen catálogos de caras estándar que se encuentran en las caras de las personas que pasean por las calles de la ciudad.

En cierto modo hacerse mayor, crecer, madurar, en definitiva envejecer con dignidad, nos aporta un valor añadido que nos hace ser personas. Nos pasamos gran parte de nuestra existencia torturando nuestro cuerpo y nuestro organismo. Lo llenamos de grasas saturadas, nos sale el colesterol por las orejas y la grasa se adueña de nosotros. Después, un buen día decidimos que es hora de comenzar a rejuvenecer y empezamos a torturarnos con dietas que descontrolan nuestro metabolismo. Pero de forma inevitable los años se van acumulando en cada arruga, en cada pliegue de nuestra piel, nuestro cuerpo va cambiando y empieza a ser evidente que algo está pasando.

Hace muy poquito, tan poquito que parece que fue ayer, fui a una fiesta de jubilación de una compañera, y creo que salí de aquella fiesta entendiendo perfectamente lo que está ocurriendo. Compartir espacio con personas que conozco desde hace más de 20 años me ha hecho recordar como eran esas personas veinte años más joven, lo cierto es, que me gustó comprobar como en diferentes etapas de nuestras vidas debemos disfrutarlas con la misma alegría que disfrutan las personas que llegan a una edad avanzada llenas de salud y de energía. Respetar la vida, respetar a los que más queremos y sobre todo respetar nuestro cuerpo, ayuda a alargar los años de juventud, porque en definitiva, no somos lo que queremos ser si no lo que los demás ven en nosotros, y, si mantener la sonrisa nos hace ser agradables, abrazar nos convierte en personas cariñosas, saber escuchar nos hacer ser más compresivos, queda claro que mantener un actitud optimista en la vida nos hace ser más jóvenes.


El libro “lágrimas en la lluvia” de Rosa Montero, nos hace ver una realidad diferente y paralela de lo que podría ser perfectamente nuestro futuro. La tierra está contaminada y se ha de pagar por el agua y el oxígeno. Ya no existen problema de racismo entre razas del planeta, pero la convivencia con seres de otros mundos crea problemas en una sociedad que, igual que la nuestra, desprecia todo aquello que es diferente.

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