LA FRASE

Me gustaría tener el tiempo necesario para disfrutar de tu compañía. Tú deberías tener la suficiente curiosidad para permanecer a mi lado y leerme de verdad.

domingo, 12 de agosto de 2012

LAS RELACIONES


Las personas entran y saleN de nuestras vidas sin apenas notarlo, un día están y al día siguientes dejas de verlas, no vuelves a saber más de ellas o simplemente desaparecen de tu rutina diaria. Y un día simplemente las olvidas, ya no te importan porque han dejado de formar parte de tu vida, pero hay una parte de esas personas que un día se instalaron en tus recuerdos y simplemente el echo de haber formado parte de tu pequeño cliché, te hace sentir un poco de añoranza. 

Cuando repasamos nuestra infancia siempre encontramos a compañeros de clase, profesores o vecinos que vivieron con nosotros etapas importantes de nuestra niñez, que nos ayudaron a madurar y que nos acompañaron en el camino del crecimiento personal, pero estas personas pertenecen a un pasado demasiado lejano para poder tocarlos con los dedos. Más que recordar esos días, a mi me gusta imaginar que ha sido de ellas. Me gustaría saber que fue de aquel profesor cascarrabias y guapo que me acompañó en los últimos días de mi educación, o de aquella amiga con grandes problemas de autoestima que me contagiaba constantemente su estado mental y melancólico. O aquellos amigos con los que jugaba en la calle, en unos años que era posible hacer todas estas cosas. Los primeros chicos, las primeras amigas con las que compartimos los primeros maquillajes, un sin fin de personas que aun habiendo sido importantes dejaron un buen día de pertenecer a un círculo selecto y que dejaron de hacernos compañía.

Aunque es verdad que a la hora de recordar nos resulta más fácil pensar en nuestra niñez, esto mismo nos ocurre en las diferentes etapas de nuestras vidas, personas que comparten un año o dos de nuestro día a día, compañeros de trabajo, amigos de nuestros hijos, y que como siempre pasa, es todo tan insignificante que no dejamos tiempo de que  florezca una amistad que nos pudiera unir en un futuro. Y simplemente les dejamos marchar, dejamos que dejen de cruzar nuestra puerta, nos da pereza mantener el contacto y no volvemos a ver a aquella persona que te ha enriquecido y te ha proporcionado grandes momentos de alegría.

Hablamos mucho de la amistad, de la confianza de la necesidad que tenemos en socializar, de compartir nuestra mesa, nuestras vacaciones e incluso hablamos de la falsedad de las personas y creemos que estos son los motivos que nos llevan a renunciar, a no intentar mantenerlas a nuestro lado aunque valgan la pena. Pero en el fondo creo que no es nada de todo esto, siempre vivimos de forma demasiado egoísta, nos preocupamos por nuestra familia más próxima y olvidamos que los amigos también son una parte importante de nuestro crecimiento como personas. Mientras están a nuestro lado los juzgamos y los maltratamos cuando no hacen lo que nosotros esperamos de ellos, pero cuando se alejan nos sentimos tristes pensado que la relación que nos unía ha desaparecido. Hemos perdido la capacidad de luchar por las personas, no creemos necesario malgastar energía para mantener una amistad duradera, no arriesgamos y lo peor es que nos conformamos. Es verdad que no podemos ser amigos de todo el mundo, es verdad que la amistad requiere unos cuidados especiales, pero tan solo con la mera intención de querer que algo no se acabe tendría que ser suficiente para poder mantener algo que queremos.

El verano, las vacaciones, las largas horas de descanso siempre nos ha de servir para algo más que para recuperar fuerzas, o descansar nuestros cuerpos agotados de la actividad diaria, tendría que servir también para relajar nuestra mente, pensemos en las personas que nos rodean, en todas la cosas buenas que nos aportan, pensemos de qué  manera podemos alimentar nuestra amistad, no nos quedemos tan solo en las cosas que nos dan, pensemos qué podemos ofrecer nosotros para que sean más felices y una vez la relación haya crecido lo suficiente, entonces podremos decidir hasta qué punto una amistad es verdadera. Seguramente ser superficiales tan solo nos aporta la perdida de oportunidades de vida y por tanto, dejar de ganar  y enriquecernos como seres humanos.

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