¿Dónde está el límite? ¿quién marca
las barreras que se pueden sobrepasar y las que no? ¿Qué lugar ocupa el sentido
común en nuestros actos?
Tal vez sea la propia vida la que
determina el pasado, presente y futuro que nos toca vivir. Tal vez sea el
propio destino el que determina el por qué suceden las cosas, e incluso el
papel que a cada uno nos va a tocar interpretar. Es el destino quien escribe un
guión a medida de cada individuo, y hace lo posible para que se cumpla aquello
que está escrito.
Es curioso como llega un día que miras
hacía atrás y justo al mismo instante dices: _ No es bueno hacerlo, hay que
mirar al futuro, hay que mirar al mañana hay que afrontar los nuevos retos_
pero cuando te giras de espalda ves que no siempre es fácil de conseguir.
Hace cuatro años, año 2008 fue el año
que muchas cosas empezaron, muchas cosas terminaron, y demasiados cosas se
desperdiciaron. Hace cuatro años el destino decidió que se aburría, pensó que
sería buena idea reescribir el guión de un puñado de vidas y crear el caos
simplemente por “¿diversión?”. La vida cambia cada día, nada de lo que había
funcionado hasta aquel momento, volvía a funcionar. Las cosas que tenían
explicación dejaron de tenerla y lo malo se convirtió en algo rutinario.
Pero al cabo de los años te preguntas
donde estará el límite de tu resistencia, ¿cómo sabrás que has llegado a ese
límite? Como reconocerás en ti misma que ya no puedes esperar ni un minuto más,
que debes empezar a gritar, que has de correr más rápido que los demás, que
puedes explicar la verdad en voz alta y que da igual quien las escuche, porque
la verdad siempre debe ser explicada.
Pero la resistencia humana no tiene
límites, siempre nos decimos que será la última vez, que el destino no volverá
boicotearnos la vida, que conseguiremos parar los caprichos de un loco
guionista de historias imposibles. Pero siempre aguantamos, siempre nos
resignamos y seguimos esperando a que el destino encuentre otra diversión y que
se olvide de nosotros, que nos deje vivir en paz y sobre todo esperamos que el
destino deje de comportarse como una psicópata sin sentimientos.
El mundo parece desmoronarse a nuestro
alrededor, las personas están perdidas y buscan constantemente un pico de
esperanza para seguir caminando hacía el futuro. Muchas veces nos sentimos como
si estuviéramos hablando por una línea sin final ya que no hay nadie al otro
lado escuchando. Pero el destino no es perfecto, incluso en ocasiones resulta
poco hábil y se olvida que existen vías de escape, y que podemos vivir nuestras
vidas, elegir el camino y ver la luz en un horizonte que aunque lejano, pude
llegar a ser visibles incluso desde la distancia. Sabemos que podemos, que
debemos y que nos merecemos aprender a soportar la carga que nos ha tocado y
que tenemos derecho a afrontar el futuro sin renunciar a la esperanza de que el
mundo puede ser mejor, sobre todo si ella no está.
¿Dónde está
el límite?, el límite nos lo ponemos nosotros mismos.
¿quién marca
las barreras que se puede sobrepasar y las que no? nosotros mismos debemos
marcar esa barrera, y no debemos dejar bajo ningún concepto que se traspasen.
¿qué lugar
ocupa el sentido común en nuestros actos? El sentido común ha de tener un lugar
especial, singular y prioritario en nuestras vidas, ha de ser la alarma que nos
advierta.
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