LA FRASE

Me gustaría tener el tiempo necesario para disfrutar de tu compañía. Tú deberías tener la suficiente curiosidad para permanecer a mi lado y leerme de verdad.

sábado, 21 de agosto de 2010

EN BLANCO


Estás delante de un papel en blanco, aunque sea en la pantalla del ordenador, tan solo se ven las finas líneas que llegan de un extremo al otro de la pantalla. Igual que en un lienzo vacío, es fácil perder la noción del tiempo pensando de qué manera se puede adornar y decorar. Un pintor prepara los colores y sus pinceles, si se siente feliz elegirá tonos pasteles, si por el contrario se siente triste, todos los colores de la paleta serán grises, marrones y negros. Cuando decides adornar el cuaderno lo haces eligiendo palabras, frases y párrafos en los cuales expresas los sentimientos. Se puede empezar con palabras vagas, que como los trazos de un pincel no tienen forma, ni tienen sentido alguno para cualquier que lo estuviera mirando desde atrás. Cuando miras un texto o un escrito que no ha pasado por ningún tipo de corrección posterior, se puede adivinar mucho de la persona que lo ha escrito. Según las palabras o las estructuras de sus frases, se pude saber con casi certeza que era lo que pretendía al escribirlas. Suelen ser como el momento del parto, durante cierto tiempo has estado pensando en una idea, has intentado imaginar como puedes transmitirla y has decidido en qué momento la vas a escribir. Cuando por fin escribes las primeras palabras algo en tu interior se desprende casi dolorosamente. Es más fácil escribir sobre los propios sentimientos y experiencias. Es más fácil explicar las cosas que te han ocurrido e incluso que has soñado. Pero aún así existe algo mucho mejor que todo eso, algo que todos tenemos escondido en distintas partes de nuestro cuerpo y a la que recurrimos cuando necesitamos expresarnos con libertad.

Desde que nacemos hasta el día de nuestra muerte, hacemos, decimos y actuamos según convencionalismos, necesidades o exigencias y en pocas ocasiones podemos expresarnos con absoluta libertad. Solo aquellos que son capaces de rellenar un espacio en blanco, consiguen la libertad interior que tanto deseamos y por la que luchamos. No es necesario escribir cosas que gusten o que informen o que entretengan, lo único que importa es que aquello que adorna un folio, que había sido blanco, entra en la mente del lector, se incorporan a su flujo de ideas y recorren un camino largo y tedioso, en ocasiones se olvida al mismo instante que se ha leído, pero otras veces aquello origina pensamientos, reflexiones y sentimientos. Todo forma parte de un proceso natural, cuando una obra nace, requiere que la cuiden, que la compartan, que la lean y que finalmente se entienda su contenido. Una obra, sea quien sea su autor, nunca muere, porque siempre habrá alguien dispuesto a darle vida.

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