
¿De donde venimos? ¿cómo he llegado a ser quien soy, y a ser como soy?
Estas son preguntas que de manera recurrente me hace mi hija. Las hace desde hace ya algunos años, ahora tiene once, pero yo diría que por lo menos hace cuatro que siempre me pregunta lo mismo.
Le preocupa encontrar un motivo a su propia existencia. Me hace una reflexión, para mí demasiado profunda: _ Si me pusiera en una acera y la acera de enfrente se pusiera al resto del mundo, yo sería insignificante, y además daría igual mi existencia_
Es difícil dar una explicación o hacer un razonamiento lógico ante estos planteamientos. Más aún, me lleva a hacerme las mismas preguntas y a encontrar un motivo de mi existencia.
A los adultos, los que somos padres no nos resulta tan complicado dar una explicación. “Soy necesaria porque mis hijos me necesitan”, pero en el fondo, todos sabemos que el mundo seguiría girando con o sin nosotros en él.
Explicarle a un niño la complejidad y la razón de su existencia es imposible. Ellos no han pedido nacer y por tanto se han encontrado una vida y una circunstancia. Pero lo que sí podemos transmitir es que vivir la vida vale la pena. A pesar de lo complicada que parezca y lo difícil que resulta acertar y hacer las cosas bien.
Por qué somos nosotros y por qué formamos parte de una familia o de una sociedad. Yo siempre digo que la vida es como una lotería, a cada uno le toca lo que le toca, sobre todo porque no hemos pedido nacer. No hemos elegido a nuestros padres ni familiares, no hemos elegido nuestros vecinos y no podemos decidir el lugar ni el momento de nuestra existencia.
“¿De donde he venido?”, “¿Dónde estaba antes de nacer?” son preguntas a las que no tengo respuesta pero que llena de misterio y dudas a Marta. Ella intenta encontrar una razón y una explicación a todo lo que hace y busca las respuestas a todas aquellas preguntas que nos hacemos constantemente. Evidentemente no puedo darle una respuesta a sus preguntas, pero lo que sí que hago, es intentar que entienda que, a pesar de no haber podido elegir absolutamente nada de su existencia y origen, sí que podía decidir como quería vivir su vida y como podía influir en la vida de los demás. Intento que reflexione sobre su dudas, intento que aprenda a razonar y que entienda que desde el momento en que nacemos, cualquier comportamiento, decisión y deseo puede hacer que afecte de forma insospechada a los demás y a uno mismo.
Parece que eso que somos todos iguales, no todos lo tienen tan claro. Tal vez tenga que volver a estudiar la lección donde lo dice...
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