LA FRASE

Me gustaría tener el tiempo necesario para disfrutar de tu compañía. Tú deberías tener la suficiente curiosidad para permanecer a mi lado y leerme de verdad.

viernes, 9 de diciembre de 2011

NAVIDAD





No me gusta la Navidad, no creo en lo milagroso del árbol ni del pesebre ni de la estrella de Oriente. Tal vez mi desencanto está ocasionado por el exceso de expectativas. Tal vez siempre he pensado que deberían pasar cosas extraordinarias que después nunca acaban pasando. Los cuentos de Navidad, los villancicos, la fábulas incluso el cine, están llenas de historias navideñas en las que los malos dejan de serlo, los pobres encuentran el enorme pavo para llenar la mesa e incluso el mundo se vuelve un poco mejor justo a partir del 25 de diciembre. Pero la realidad es otra muy distinta.

Es posible que el único secreto sea dejar de esperar demasiado de las cosas. Podría ser que el secreto estuviera simplemente en disfrutar de lo que tenemos cerca, tal vez lo único que cuenta es la felicidad inmediata de estar junto a los que te quieren y esperar que aquellos que no están a tu lado, se encuentren bien. Intentar solucionar los problemas durante una noche mágica, por desgracia no parece posible.

Me imagino el gran número de familias que este año no podrán llenar sus mesas, o el árbol estará más vacío que otras veces. Me imagino de qué manera podrán superar la tristeza de los momentos difíciles que deben estar viviendo y me siento egoísta e injusta por no entender o saber encontrar el verdadero sentido de la Navidad.

Las calles iluminadas, los comercios con sus aparadores llenos de adornos navideños, el Papa Noel repartiendo caramelos y los largos paseos por centros comerciales abarrotados de gente no esconden el verdadero sentido Navideño. Comer de forma desmesurada, regalar cosas inútiles y convivir con familiares insoportables tampoco nos hará descubrir nada nuevo.

Seguro que en algún momento de mi infancia sentí la verdadera ilusión, aquella que sólo pueden sentir los niños. El problema es que lo debo haber olvidado, porque por mucho que lo intento, no soy capaz de encontrar el remoto rincón de mi cerebro donde guardé mis recuerdos.

Pienso que una buena manera de volver a sentir la ilusión es la de compartir con los demás, compartir la felicidad, tener paciencia y tolerancia, reconocer nuestros errores y apreciar el esfuerzo ajeno. Son pequeñas cosas que nos puede ayudar a ser un poco mejores. De la misma manera que podemos dar cosas sencillas a los demás podemos pedir las mismas cosas sencillas. En mi carta a los Reyes Magos de este año tal vez pida cosas como más paciencia, menos resentimiento a mi alrededor, más compresión y no estaría demás pedir que se derrumbaran de una vez barreras altísimas que alguien, en un momento determinado, pensó que debía construir a mi alrededor.

Tal vez se podría pensar que como propósitos son demasiado pobres teniendo en cuenta los tiempos que vivimos, que sería mucho mejor pedir que nos toque la lotería o que tengamos mucho más dinero del que hemos tenido durante este año que dejamos atrás, pero a la vez me doy cuenta que una de las cosas que nos hace perder la ilusión, es precisamente eso, que pedimos cosas muy difíciles, imposibles o que simplemente que están fuera de nuestro alcance, y por mucha ilusión que pongamos, siempre nos sentimos insatisfechos.

No hace mucho me preguntaba si podría hacer más por ayudar a los demás o simplemente por colaborar para solucionar los problemas de la crisis en los que estamos inmersos. La respuesta es que sí, siempre se puede hacer un poco más, siempre se pude hacer más esfuerzos y siempre tendremos la sensación que nos quedamos cortos.

No creo que necesite que me visite los fantasmas del pasado, presente y futuro. No creo que me tenga que ver desesperada, encendiendo cerillas para calentarme en las frías calles y tampoco corriendo por las calles repartiendo regalos y sonrisas a todo el mundo. Tal vez lo único que necesito para volver a recuperar la ilusión es sentirme feliz de tener cerca a mis seres queridos, saborear el amor mucho más de lo que saboreamos los turrones y las neulas y aprender a reírme de las cosas que no salen como espero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario