LA FRASE

Me gustaría tener el tiempo necesario para disfrutar de tu compañía. Tú deberías tener la suficiente curiosidad para permanecer a mi lado y leerme de verdad.

martes, 8 de junio de 2010

UN CUENTO DE HADAS!!!!


En un lugar cualquiera una madre se encuentra junto al lecho de su hijo. Lleva muchos días enfermo y apenas tiene fuerzas. Ella ha hecho lo que ha podido, pero ya no puede hacer nada más por él. Es el tercer hijo que pierde y aunque está triste, también está segura que allá donde vaya estará mejor.

Es muy temprano, y aún hay silencio, lo cual agradece. Sus otros hijos duermen, pero aún así tienen prohibido entrar en aquella habitación, separada del resto por un trozo de trapo roto y desgastado. Lo recogió de la calle hace poco y lo sujetó con unos clavos.

Había aprendido a esperar a la muerte en la intimidad.

El niño empieza a abrir los ojos, es muy pequeño y está tan delgado que apenas tiene fuerzas para sonreír. Pero aún así lo hace, siempre ha sido un niño feliz, a pesar de la pobreza, del hambre y las enfermedades. La madre cree que es mejor así, últimamente su sonrisa se había ido difuminando y cada vez era más difícil verla.

_ Mamá, ¿soñar es ver imágenes cuando estás dormido?_ La madre asiente, hace un esfuerzo por sonreír y coge su diminuta mano._ Pues me parece que he soñado al lugar donde voy a ir cuando me muera.

La madre lo escucha con atención, hace tiempo que no llora, no recuerda como se hace. Sigue muy atenta a lo que su hijo le está diciendo, no quiere interrumpirlo.

_ En ese lugar vivía en una casa muy grande. Las paredes eran duras, no se como estaban fabricadas, pero era una casa muy bonita. Había muchas habitaciones, y yo tenía una para mi solo. Había una cama muy grande y además no estaba en el suelo, estaba elevada y sus colores eran muy bonitos. No se como se llaman esos colores, pero había uno que era igual al cielo y otro brillaba como el sol. También había una habitación especial con sillones y sillas donde me sentaba para comer. ¡Mamá, comía muchas veces al día! Comía y bebía cada vez que tenía hambre o sed. En esta habitación había una pantalla donde había imágenes, algunas veces salían dibujos que se movían y hablaban.

El niño para de hablar, está tan emocionado que su voz se está apagando poco a poco.

_ Todo olía muy bien, y para hacer pipí entraba en una habitación donde todo era blanco y además tocando unas cosas brillantes salía mucha agua. Fresquita y buenísima y no de color marrón como la nuestra. En otra habitación había una especie de armario que cuando lo habrías estaba muy frío y dentro había un montón de comida y aguas de colores con burbujas que cuando la bebía me hacía cosquillas en la nariz.

_ Cuando salías de la casa estaba todo en su lugar, había árboles y personas caminando, llevaban ropas y zapatos. Sabes mamá, todo el mundo tenía zapatos muy bonitos, algunos se ataban con cuerdas y otros no se como se sujetaban. No se si me voy a acostumbrar a llevar zapatos. También hay zapatos especiales para jugar con la pelota. Creo que también podré tener muchos juguetes, son un poco extraños y algunos que he visto en mi sueño no he sabido como se usan, pero lo aprenderé rápido.

_ He visto libros, pero no uno como el que tenía papá, había una habitación llena de libros y en unas mesas especiales había papeles y una cosa que cuando la pasabas por el papel lo teñía de color. Creo que hay lugares donde te enseñan muchas cosas, podré aprender a leer esos libros y seguramente aprenderé también a escribirlos en un papel._ El niño descansa, está muy cansado pero su sonrisa le ilumina y parece que sus ojos nunca han estado tan abiertos._ Pero mamá, hay una cosa que me ha gustado más que nada, que creo que me quiero morir ya porque necesito volver a oír su sonido. Hay música mamá, una música parecida a las canciones que me cantas cuando estoy asustado, pero estas canciones tienen sonidos especiales que se meten por tus orejas y llegan hasta aquí_ lo dice poniendo su mano sobre su barriga abultada_ Cuando está aquí dentro es como si se metiera por todas partes, y siento escalofríos que me hacen cosquillas en la nuca.

La madre sabe que está delirando, sabe que todo aquello que el niño está explicando no existe de verdad, pero no quiere contradecirlo prefiere compartir aquellos momentos de felicidad.

_ Mamá, aunque yo llegue antes que tú, te prometo que buscaré a papá y a mis hermanos, y todos te esperaremos. Estoy un poco triste, porque no vienes conmigo, pero aprenderé mucho para que cuando tu llegues te sientas orgullosa de mí, y te podré leer libros, y te cantaré canciones preciosas y te escribiré cosas bonitas. Te quiero muchísimo, mamá.

Y todo terminó, fueron sus últimas palabras. Sus ojos se cerraron pero su sonrisa permaneció en su rostro. Abandonó el cuerpo y se marchó a aquel fantástico lugar que había soñado, un lugar sin hambre, sin pobreza sin guerras y sin muerte. Un lugar que sólo puede existir en la imaginación de un niño que necesita ser feliz.

La madre se tumbó junto a su hijo y lo abrazó durante mucho rato. El día que nació había pedido un solo deseo, había pedido que su hijo conociera la felicidad, ahora después de ocho años se despedía de él con el convencimiento de que su muerte le ha llevado a encontrarla en otro lugar, un lugar de fantasía.

Ya no hay silencio, sus otros hijos se están despertando. Ya no le puede dedicar más tiempo, tiene que intentar alimentar a los niños que le quedan, últimamente parece que las personas que les traen ayuda tienen problemas, porque hay menos que antes.

Envuelve a su hijo con un trozo de trapo que apenas le cubre el cuerpo y se marcha de la habitación, más tarde se ocupará de él.

Zambia, Franja de Gaza, Zimbabwe, Chad, Etiopía, Haití, República de Somalia, Guatemala, Surimán, Angola. Estos son los diez países más pobres del planeta. Es cosa del destino que no hayamos nacido en cualquiera de estos países, es cosa del azar que podamos alimentar y curar a nuestros hijos. No tiene que haber nada peor en este mundo que acompañar a tus hijos hacía la muerte y no poder hacer nada por evitarlo.

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