LA FRASE

Me gustaría tener el tiempo necesario para disfrutar de tu compañía. Tú deberías tener la suficiente curiosidad para permanecer a mi lado y leerme de verdad.

miércoles, 30 de junio de 2010

Un pedacito del verano


Madrugar en un día caluroso, el mar está tranquilo, no hace viento y hay silencio. Solo unos cuantos están en el paseo corren, van en bicicleta y algunos nadan en solitario con el mar en clama.

Oler los aromas del día cuando aún no hay apenas gente. Entrar en el agua fría, pero limpia y transparente como si mirases por un cristal. Estirada sobre la toalla, bajo una sombrilla dejando que el aire caliente y seque la piel. El cuerpo suave huele a sal y a crema, se puede acariciar con dulzura, bajo la protección de la sombrilla, un bikini que tapa lo justo y necesario. Relajada, tranquila, ya no piensas en los problemas, ni en el las personas ni en el tiempo. Simplemente estás allí, tumbada dejando que los músculos de tu cuerpo se relajen y se estremezca ante el mínimo contacto.

Dejamos pasar las horas, dormir, descansar, hay que saborear los segundos, los minutos y las horas. Hay que dejar que los días te empapen con aquella sensación desconocida, dejarte seducir por el verano, saborear los besos y hacer el amor sin dejar que el más mínimo desánimo rompa la magia del momento. Leer, escribir, amar, sentir, besar, saborear, cerrar los ojos y seguir mirando, dormir y dejar que las sábanas cubran el cuerpo caliente y suave. No hay preocupaciones ni tristeza, ni cansancio, durante unos días el mundo dejará de moverse.

Y entonces está él, mirando por los rincones y asomando de cuando en cuando, entrando a hurtadillas entre sus piernas, cogiendo su piel y su boca, su sabor y el azúcar de sus labios. Y escucha la música que está en el interior de su mente es la canción de amor “Senza fine”, se queda en su garganta y se le hace un nudo que no la deja respirar, hasta que todo queda en silencio.

Se despierta y está sola, pero aún siente su contacto y su presencia, siente que está a su lado y que pronto volverá a verle, cuando caiga la tarde y a la sombra de la brisa vuelva a estar justo encima poro contra poro, piel contra piel.

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