LA FRASE

Me gustaría tener el tiempo necesario para disfrutar de tu compañía. Tú deberías tener la suficiente curiosidad para permanecer a mi lado y leerme de verdad.

domingo, 2 de enero de 2011

EL MEJOR TRABAJO DEL MUNDO


Los hijos son algo maravilloso. Cuando te planteas en tenerlos ni mucho menos te imaginas que estás llevando la mochila más pesada del mundo en tus espaldas. Pero al cabo de los años, cuando ya estás acostumbrada a la carga, no podrías caminar ni un solo paso sin pensar que te falta lo más importante del mundo.


Cuando son bebés son frágiles y todo lo haces con extremo cuidado. Proteges su diminuto cuerpo, su cabecita y sus manos son tan frágiles que con la mínima presión se podrían romper. Cuando son bebés se pasan el día ensuciando, se hacen pipí y caca encima y has de tener mucho cuidado para que no vomiten y ensucien la ropita que le acabas de poner tan solo hace media hora. Los bebés son algo maravilloso, no eres capaz de saber exactamente a quién de la familia se parecen, la nariz del papá, los ojos de la tía Núria, los pies del suegro, parece un ser reconstruido con pedazos de diferentes partes del cuerpo de los miembros de la familia. Pero aún así, son los seres más maravillosos del mundo.

Poco a poco los bebés van creciendo, empiezan a aguantar la cabeza cuando están sentados, ya comienzan a masticar alimentos más sólidos, y aprenden a desplazarse sin ayuda de un adulto, además de empezar a pronunciar los primeros sonidos que algunos se empeñan en traducir en palabras con sentido.


Tener hijos te llena de satisfacción, te hace sentir responsable y cuando haces una lista de cosas que tengo que hacer en la vida, todas esas cosas las haces junto a ellos. Los hijos son los causantes de momentos difíciles, el primer día trabajo, el primer día de guardería, el primer día que los dejas en el colegio. Todos los primeros momentos hace que una mezcla de dolor y de satisfacción sean los causantes de tu estado de ánimo.


Los hijos son una inversión a largo plazo, optometrista, dentistas, gafas, aparatos para los dientes, plantillas para los pies planos. Todo es un gasto bien justificado, porque en definitiva queremos que nuestros hijos sean perfectos. Han de ser los más guapos, con la dentadura más perfecta, han de hablar un ingles perfecto, y han de ser grandes deportistas, además de ser los mejores estudiantes y los del intelecto más elevado. Pero con el tiempo, te das cuenta que todas estas cosas no son tan importantes. Los niños, en su inocencia, viven al margen de todas estas exigencias de adultos y simplemente quieren ser felices, compartir con sus padres y hermanos momentos inolvidables y dejar de lado todo aquello que solo les ocasiona estrés.


Poco a poco el bebé se convierte en niño, y el niño se convierte en adolescente y el adolescente en un joven que se prepara para afrontar su propio futuro con la suficiente seguridad y madurez. Los padres seguimos donde siempre, intentando ayudarles a caminar, aún cuando ya hace tiempo que dejaron atrás el tacataca. Observamos sin pestañear, sin dejar de observar sus movimientos aguantando siempre la respiración cuando crees que, tal vez, están tomando el camino equivocado.


Los hijos son los únicos que te hacen sentir especial, sientes que eres un ser privilegiado y que gracias a ellos eres como un superhéroe que cuentas con todos los poderes que uno se pueda imaginar. Cuando estás con ellos puedes leerles el pensamiento, si sienten dolor tú también sufres y posees toda la fuerza necesaria para luchar con cualquier enemigo.


Los hijos te hacen ver una realidad, es más que una responsabilidad, más que un deber, más que una profesión, aprendes que ser madre es el mejor trabajo del mundo. Es un trabajo en que eres tu propio jefe, no necesitas que nadie te diga cómo se han de hacer las cosas y sobre todo no pueden despedirte y obligarte a cambiar de trabajo. A pesar de todo lo que la vida te aporte, a pesar de los triunfos y de los éxitos, no hay nada que pueda compararse a la satisfacción de tener a tus hijos cerca, de sentir su amor y de ayudarlos a ser cada día mejor persona.

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