Para aquellos que no lo sepan, el último jueves de cada mes, hay sesión plenaria en el Ayuntamiento, suele empezar a las 5 y terminar a hora incierta, dependiendo de las mociones que se presenten y el tiempo que se debatan todas y cada una de ellas.
Desde hace aproximadamente un año y medio asisto al pleno. En un principio puede parecer que es una pérdida de tiempo y que mejor sería invertirlo en cualquier otra actividad. El motivo que asista es un misterio para algunos, pero en todo caso no creo que sea acertado explicar los motivos en este momento, pero el caso es, que me he vuelto una adicta. Igual que no me perdía ni un capítulo de la serie “Lost”, aún siendo complicada de entenerder, he desarroyado una adicción a sentarme durante unas horas en una minúscula sala llena de gente, en la que hace un calor excesivo y donde los asientos no son demasiado cómodos. Reconozco que al principio no entendía muy bien lo que allí ocurría, no tan solo por la dinámica y el funcionamiento en sí, si no por todo lo que se acontecia en tan pocas horas. Ahora después de un tiempo, no quiero decir que me haya vuelto una experta, pero sí soy capaz de, con sólo leer el título de una moción, adivinar la reacción que tendrán los diferentes portavoces de los grupos políticos que intervengan.
Asistir a los plenos me da una visión distinta de la política y de los políticos que me representan. Me sorprende oír intervenciones muchas veces sin contenido o cuando se defienden posturas que ni ellos mismos se creen. Se limitan a repetir argumentos según disciplina de sus partidos y en otras muchas ocasiones hablan los que deberian callar y callan aquellos que se ven obligados a hacerlo, también, porqué no decirlo, no siempre llegan al nivel político que se les presupone.
Creo que no pasa nada por rectificar, dar la razón cuando alguien la tiene o simplemente callarte antes de decir una tontería. Pues estas pequeñas cositas de “sentido común”, tal y como se ha repetido hoy en varias ocasiones, brillan por su ausencia. Realmente ha de ser complicado cuando en ocasiones escuchan argumentos con los que seguro que estan de acuerdo y en cambio, han de tener la suficiente habilidad para defender todo lo contrario, yo relamente no podría hacerlo. En resumen y siendo sincera, no creo que siempre cumplan con las espectativas de los ciudadanos que les votaron.
Una vez pasado el pleno del mes de mayo, he salido con el convencimiento que cuando votan para aceptar o no las diferentes mociones, no siempre lo hacen pensando en beneficio de la ciudadanía, buscando su bienestar o aplicando el sentido común. Lo hacen pensado en beneficios partidistas o por imposición de disciplina de voto, o simplemente porque quieren. No es una crítica, es una reflexión, porqué, aunque nadie les obliga a estar donde están, sí que es cierto que hay profesiones más fáciles y que, los políticos son diferentes, “ni mejores ni peores”. Una cosa sí que tengo claro, yo no sería capaz de hacerlo mejor, pero aún así no sería capaz de atúar en contra de mis principios, que serán buenos o no, pero son los míos. No obstante es una opinión personal, ya que voy al pleno como ciudadana que vive, trabaja y paga sus impuestos en Rubí y por tanto me afecta lo que en ellos se decide. Animo a todos a asistir, es una buena manera de conocer a los futuros candidatos fuera de lo que son las campañas políticas.
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