LA FRASE

Me gustaría tener el tiempo necesario para disfrutar de tu compañía. Tú deberías tener la suficiente curiosidad para permanecer a mi lado y leerme de verdad.

sábado, 31 de julio de 2010

LA DESPENSA DE LAS ALMAS


La capilla estaba en lo alto de la colina, junto al cementerio. Hacía mucho tiempo que los muertos ya no eran llevados a aquel lugar, el aspecto general era de abandono. La cruz de la pequeña iglesia estaba un tanto deteriorada y el cristal de las ventanas estaban rotos.
La mujer, miraba hacía aquel lugar escondida en la penumbra. Había llegado minutos antes del anochecer, y había intentado mantenerse oculta de las miradas de cualquiera que hubiera pasado por aquel lugar. Pero era una tarde fría y todo estaba solitario, era un lugar inhóspito i no solía atraer a los curiosos. Una ligera lluvia caía y las gotas ,como agujas, se clavaban en el suelo y tras la cortina de agua las lápidas quedaban difuminadas.
Le había costado mucho tomar una decisión, se había pasado noches sin dormir, pensaba en ello a cada momento. Preocupada, ansiosa pero cada vez más desesperada.
Alguien le había dado la dirección de aquel lugar, fue un desconocido en la estación de tren. Se acercó a ella y le dijo:_ ¿Quieres vender tu alma?, si estás interesada llámame. El hombre le había dado un pedazo de cartulina mal recortada y con manchas de aceite. En el Centro había un número de teléfono móvil y un nombre.
No le gustaba pronunciar aquel nombre en voz alta, porque cuando lo hacía, algo parecía que no estaba funcionando del todo bien. Abrió un paraguas negro y se colocó delante del camino que llevaba directamente hasta la puerta principal de la capilla. Caminaba muy despacio, y a cada paso el temblor, que había empezado en sus manos, se iba acentuando. Había hecho exactamente lo que la extraña voz le había dicho el día que, por fin le había llamado. Le había explicado que las almas tenían que prepararse antes de poder desprenderlas de cuerpo, y le dio unas instrucciones muy precisas que ella anotó en la pequeña libretita azul, donde apuntaba sólo las cosas realmente importantes.
Lo primero que tubo que hacer fue despedirse de todos sus amigo y familiares, debía decirles que, a partir de aquel momento ya no quería saber nada ellos. Hay que decir que no le costó nada hacerlo. Hacía tiempo que no veía a su familia de forma asidua, y la mayoría de sus amigos la habían dejado de lado. Fue entonces cuando se dio cuenta que estaba más sola de lo que ella había creído.
Lo siguiente que tenía que hacer era hacer daño a alguien, tenía que seleccionar a la persona que más confiara en ella y le tenía que engañar y después explicárselo y hacerle sufrir. Escogió a su amiga de la infancia, sedujo a su marido, se lo llevó a la cama y después lo hizo público en una reunión familiar de su amiga, que resultó ser la fiesta de cumpleaños de su hijo menor.
Curiosamente, se divirtió haciéndolo. Y sonrió cuando le explicaron que María, que era como se llamaba su mejor amiga, había pedido el divorcio y que la tuvieron que llevar de urgencias aquella misma noche.
Debía hacer desaparecer a una persona, en este caso la voz le dijo que era indiferente si desaparecía como persona, o simplemente la anulaba como ser humano. En el trabajo hacía tiempo que sentía envidia de uno de sus colaboradores, así que partir de aquella misma noche se convirtió en el objetivo de una venganza inventada. Empezó a hablar mal de él, comenzó a chismorrear y a explicar cosas que eran mentira. Al final el pobre hombre no aguantó la presión, durante meses le persiguió y le acosó hasta que dejo de existir como persona, sin tocarle ni un solo pelo de su cuerpo había conseguido que desapareciera del planeta y que en poco tiempo nadie lo recordara como era realmente, sino como una mala persona.
Cuando se dio cuenta, ya se encontraba delante la puerta, vio que estaba entornada y no dudó en abrirla completamente. El interior estaba en penumbra y la poca luz que iluminaba la capilla venía de una fila de velas colocadas de forma desordenada en el altar. Todas la imágines religiosas que podían haber existido en un pasado, habían desaparecido y los pilares decorativos del interior estaban desconchados y peligrosamente inclinados.
Al fondo un hombre la miraba con curiosidad. No se puede explicar el aspecto de la misma manera que no se podía describir la extraña voz del teléfono o la persona que se le presentó en la estación y le ofreció la tarjeta sucia.
La mujer, hacía tiempo que había tomado la decisión de vender su alma, tenía claro que había de enfrentarse a aquel hombre y hacer todo lo que él le pidiera. Ahora estaba sola en el mundo, su familia la odiaba, sus amigos ya no querían verla y en el trabajo la consideraban una mujer malvada.
El hombre levantó la mano con intención de parar su avance y se acercó poco a poco a la mujer que le esperaba y le dijo:
_ Creo que has venido a vender tu alma, pero te miro y lo que veo no me convence demasiado. Tienes un problema, resulta que creo que hace tiempo que perdiste tu alma, así que no tienes nada que ofrecerme.
La mujer solo pudo sentir sorpresa, necesitaba su alma para venderla y conseguir el poder que ambicionaba. Pero ya no podía llorar, ya no sentía pena ni dolor, no era capaz de recordar sensaciones pasadas y sólo el frío vivía en su interior.
El hombre sonreía y sujetaba en la mano un pequeño frasco de cristal con el nombre de una mujer, una mujer que hacía demasiado tiempo que había perdido su alma.

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